La noche del demonio

Crítica de Pablo Raimondi - SI (Clarín.com)

El limbo de la oscuridad

Josh (Patrick Wilson) y Renai (Rose Byrne) son los padres del pequeño Dalton (Ty Simkins) quien cae en un misterioso coma luego de sufrir un accidente doméstico. La hipótesis de su internación casera, en una vivienda recién adquirida por la familia, son tan desconocidas como el diagnóstico mismo.

James Wan, quien dirigió la primer parte de El Juego del Miedo y guionó la tercera entrega de la saga, se unió a los productores de Actividad Paranormal para gestar en 98 minutos una película que tiene una pata demonológica (vean los dibujos que hace el niño), espiritismo (conexiones con el más allá desde el más acá) y viajes astrales en el limbo mismo (en esta parte mejor no profundizar porque es una clave en el desarrollo del film).

La película ingresa en el plano del mediumnismo cuando una mujer es convocada para conectarse con espíritus que habitan la casa encantada y hallar a los entes maléficos que acechan la casa. Dos ayudantes, que están más cerca de ser nerds cazafantasmas a profesionales del espiritismo, asesoran a la mujer quien entra en trance gracias a aparatosos dispositivos. Ojo, allí quizás la película pierde fuerza, su guión se torna algo insostenible y el pánico decae.

Sombras lúgubres que van detrás del protagonista, enigmáticos estigmas caseros y la figura de un padre reacio a ser fotografiado encaminan una película que garantiza varios saltos de la butaca y sudor frío a discreción. ¿O acaso ese no es el propósito de una película de terror?