La mirada del amor

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Enamorándome de mi ex

El relato que nos trae "La mirada del amor" es sencillo y se puede resumir en una pocas lineas.
Nikki ha enviudado hace cerca de cinco años. A partir de ese momento, no tiene posibilidades y hasta pierde las expectativas de recomponer su vida de pareja.

Pero una nueva oportunidad aparece, cuando visitando un museo que solía frecuentar -y al que hace mucho tiempo que no asistía-, encuentra a un hombre absolutamente idéntico a su difunto esposo.

El parecido físico es absolutamente impresionante y ella, obviamente, se sentirá profundamente atraída por este nuevo (?) hombre y verá entonces, la oportunidad de reeditar su historia de amor.

Con ecos de filmes que de alguna u otra manera quedan emparentados con éste, como es el caso de "Vértigo" donde aparece la obsesión por alguien con un parecido físico asombroso y jugando con la idea del doble que han utilizado tantas otras películas que van desde "La doble vida de Verónica" hasta "Pacto de Amor" donde Jeremy Irons interpretaba a dos ginecólogos gemelos, la figura del Doppelgänger es una idea que el cine ha frecuentado y revisitado en una gran cantidad de veces. Con otra vuelta de tuerca, y en otro registro diferente también se ha abordado el tema en la reciente "El hombre duplicado" de Dennis Villeneuve o ha aparecido incluso en "Black Swan" de Darren Aronovsky.

Pero absolutamente nada de eso se propone el director Arie Posin (cuyo primer film es inédito en nuestro país) sino que simplemente en este caso, "La mirada del amor" utiliza la figura del doble como para subrayar la necesidad que tiene la protagonista, Nikki, de volver a vivir esa historia de amor interrumpida.
Esta figura del doble genera siempre un interés especial, rodeando al relato de un halo de misterio que ayuda a transitarlo con algún interés adicional que la mera historia de amor.

La forma en que el director decide contarlo, hace que la estructura del relato sea sumamente tradicional, realmente sin ningún tipo de sorpresas ni vueltas de tuerca.
Elige denodadamente apoyarse en sus protagonistas y narrar la historia desde la encrucijada de Nikki de volver a entregarse a una nueva posibilidad en el amor. Y más que un vínculo totalmente nuevo, este extraño que (re)aparece, la conduce continuamente a verse reflejada en la historia anterior, de la que todavía no puede (ni parece querer) deshacerse.

Y sin dudas para que la película logre el tono intimista y de instrospección, el director no hace más que dejar que transcurra esta pequeña historia, con total naturalidad y apelando a mirarla desde los sentimientos y las encrucijadas de los protagonistas.
Contó con una actuación excluyente y delicada en matices de Annette Bening. Una actriz que sin ser una mega star del sistema hollywoodense siempre logra con sus trabajos ir posicionándose como una de las actrices más interesantes de su generación.

Con una belleza cautivante con sus radiantes cincuenta y tantos, Bening tiene una vez más, un papel protagónico con el que logra lucirse y gran parte del acierto del filme reside en su imágen perfecta para el papel de Nikki.
Con papeles recordados como el de "American Beauty" "Conociendo a Julia" o "Los chicos están bien-Mi familia", nuevamente entrega un trabajo minucioso y lleno de matices, con rostros y miradas sumamente potentes y expresivos.

La acompaña Ed Harris, otro gran actor (con una gran trayectoria donde podemos mencionar entre otros títulos "Appaloosa" "Camino a la Libertad" su gran protagónico en "Pollock" o el Christof de "The Truman Show") que tiene una excelente química con Bening, otro gran acierto, que hace que esta pequeña historia se potencie y sume credibilidad.

Los acompañan, en los roles secundarios (aunque la historia gira concentrada prácticamente en ellos dos) un Robin Wiliams medido y sensible en uno de sus últimos trabajos para la pantalla grande y junto a ellos Amy Brenneman, Jess Weixler y Linda Park.

Una pequeña película de cámara, dos personajes centrales y una historia de amor perdido que intenta volver a recomponerse paso a paso y un corazón al que le cuesta soltar y al que la vida le da una nueva posibilidad de resignificar ciertas situaciones pendientes.

Un lujo ver a Bening y Ed Harris en pantalla.
Ya sólo por eso, por ese pequeño lujo, justifica acercarse a "La mirada del amor".