La guarida del lobo

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Toco, un anciano y solitario montañés, vive en una desvencijada casa que se levanta en la inmensidad de un valle nevado. Su tarea es cuidar a sus animales hasta que un día, y durante una de sus travesías, halla a un hombre desvanecido tirado a la vera de un camino. Preocupado por tan extraño hallazgo, lo lleva hasta su morada y allí ese el desconocido, que responde al nombre de Vicente, comenzará a vivir una serie un deslumbramiento con los trineos y con la destreza que Toco posee para enseñar a sus perros a deslizarse por esa amplia planicie blanca. Vicente, de quien poco a nada se conoce de su vida, desea que el anciano le enseñe a manejar los trineos y en medio de esa convivencia aparece un individuo interesado en comprar la propiedad de Tosco. Este se niega a ese pedido y comenzarán así una serie de violentas situaciones que pondrán en riesgo la amistad ya sembrada entre Toco y Vicente.

El director Alex Tossenberger logró concebir una historia que oscila entre el misterio y el suspenso hasta llegar a un final inesperado. Gastón Pauls, José Luis Gioia y Víctor Laplace aportar credibilidad a sus respectivos personajes, mientras que la sobresaliente fotografía recorre las geografías de Ushuaia y Tierra del Fuego, que sirvieron para narrar un entramado, por momentos algo confuso que habla de amistad y de secretos.