La era de hielo 5: Choque de mundos

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Una “Era del hielo” sin el encanto de las anteriores

"La era del hielo" fue una divertida y emotiva versión libre del viejo cuento navideño "Tres padrinos", poniendo un mamut imponente, un tigre bravo y un bicho simpático en los roles que originalmente habían cumplido John Wayne, Pedro Armendáriz y el joven Harry Carey Jr.

Además fue un dibujo de gran calidad técnica, un buen guiño para los profesores de historia y geografía, y un éxito mundial. "La era del hielo 2" fue agradable. La tercera y la cuarta, digamos que también. Pero la quinta, que vemos ahora, en fin, ya es prescindible. Salvo para los vendedores de merchandising, que aquí agregan nuevos muñequitos.

La culpable

Empieza bastante bien, con un nuevo desastre de la ardilla dientuda, ahora a bordo del platillo volador que aparecía congelado en el film original. Culpa suya, nuestro sistema solar está como está, y los asteroides llueven sobre la Tierra. Por suerte, gracias a nuestros héroes, la Tierra se salva en el último minuto. Pero, entre medio, sólo hay unos chistes prehistóricos bastante espaciados. A señalar, como novedades, el conflicto sentimental del grandote porque su hija quiere casarse con un gandul e irse de casa; la reaparición del comadrejo aventurero y la aparición de un Shangri-La al mando de un Shangri-Llama, y una suerte de perezosa hippie, ideal para el vago de la familia. Eso es todo, y no es mucho.

Los responsables son los de siempre, con gente que está desde los comienzos: Mike Thurmeier, el ascendido Galen T. Chu, ahora codirectores, los libretistas Michael Berg, Michael Wilson, etc., los directores originales Chris Wedge y Carlos Saldanha tranquilos en su actual cargo de productores y su agotador trabajo de contar billetes. Pero la gracia ya no es la misma. Falta chispa, ingenio, encanto. Encima, capaz que todavía hacen "La era del hielo 6", con los mamuts convertidos en abuelos de uno o dos mamutcitos, y el tigre y la tigresa reblandecidos con sus respectivos cachorros. O que todo esto se convierta en una serie televisiva.