La doble vida de Walter

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

La doble vida de Walter es una muy buena película de Jodie Foster que presenta uno de los mejores trabajos actorales en la carrera de Mel Gibson.
Acá el actor explota todo su talento con un personaje complicado que vive una profunda depresión y usa una marioneta para comunicarse mejor con el mundo que lo rodea.
Más allá de sus problemas personales y los escándalos en los que se vio envuelto en el último tiempo, Gibson demuestra una vez más que es un actorazo con otra poderosa interpretación que representa el mejor atributo que tiene este estreno.
La historia es bastante extraña porque cuesta aceptar la premisa que un tipo que tiene una profunda depresión se cure solo usando un títere, pero bueno, esto tampoco es un documental.
Más allá de algunas escenas graciosas, que realmente son muy divertidas por las situaciones absurdas que presentan, Jodie Foster brinda un film que se refiere a cómo las enfermedades mentales no sólo afectan a las personas que la sufren, sino también a los familiares que los rodean.
Foster ofrece un muy buen trabajo en la dirección donde se toma el tiempo para desarrollar las historias que viven los personajes secundarios que están relacionados con el conflicto central.
Al margen de las escenas graciosas que tiene la historia, el film se toma muy en serio la problemática de la depresión y sin desbordarse en los aspectos emocionales ofrece un muy buen cuento al respecto.