La chica salvaje

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

En el 2018 la autora Delia Owen, quien no tenía antecedentes en la ficción, publicó la novela Where the Crowsdads Sing, que combinaba el género coming-of.-age con los misterios policiales y el drama judicial. El libro no tuvo mayor repercusión hasta que Reese Whiterspoon lo destacó en su página web, Hello Sunhsine donde comparte sus lecturas favoritas.

La recomendación se volvió viral y Owen terminó por vender 15 millones de ejemplares que le aportaron una base de fans que no tenía hasta ese momento. La actriz eventualmente compró los derechos de la novela y la adaptó con un presupuesto limitado de apenas 23 millones de dólares. Junto con la última película de Sylvester Stallone, Samaritan, La chica salvaje (como se tradujo en nuestro país) se convirtió en uno de los estrenos que más dividieron las opiniones entre la crítica y el público.

La prensa norteamericana la aniquiló con furia pero el público la apoyó y el proyecto de Whiterspoon sobresalió entre las grandes revelaciones taquilleras del 2022 al recaudar más de 100 millones de dólares. ¿Es tan mala como adelantaban las críticas? Ni de casualidad. El film presenta tal vez una versión un poco más endulcorada de la obra original que es más densa en su contenido.

Sin embargo, con todas sus falencias resulta mucho más digna que los típicos bodrios de Nicholas Sparks. La dirección corrió por cuenta de Olivia Newman, quien previamente realizó el drama deportivo First Match (disponible en Netflix), donde se podía percibir adoración por el melodrama.

La chica salvaje encuentra sus mejores momentos cuando le dan un descanso a las tribulaciones sentimentales de la protagonista para centrarse en el misterio policial que la rodea. Daisy Edgar- Jones ofrece una muy buena interpretación en el rol principal que deja la impresión que no llegó a ser del todo desarrollado.

Muy especialmente en lo referido al aislamiento social con el que se crío y sus repercusiones psicológicas. Al relato de Newman no le interesan estas cuestiones y opta en cambio por desarrollar un culebrón más tradicional de esos que suele producir en masa el canal Lifetime. En los aspectos técnicos es una producción cuidada que captura mu bien la cultura sureña de los Estados Unidos de los años ´60.

David Stratham es la figura más destacada del reparto secundario en el rol del abogado de la protagonista que opera como una especie de Atticus Finch (Matar a un ruiseñor) dentro de la novela de Delia Owens.

Para quienes se enganchen con este tipo de historias es una película que consigue brindar un espectáculo decente dentro de su género.