La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina

Crítica de Orlando Verna - La Capital

Otra dosis de violencia.

“La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” es la saga de “Los hombres que no amaban a las mujeres” (que se vio en marzo), una trilogía convertida en best seller del escritor sueco Larsson Stieg. Este segundo filme no escapa a la lógica de suspenso, violencia y añosos silencios que van saliendo a la luz gracias a un periodista de investigación (dueño de la revista Millenium del título) y a una joven maltratada que, sin nada más que la vida para perder, busca a quien regenteó un esquema de trata de mujeres, entre las que estaba su madre. A veces impúdico, el filme construye una galería de personajes tan feroces que dan escalofríos. Aunque lo más impactante sea la trama que se teje en una Suecia desavisada de los peligros de haber recibido a la resaca de la II Guerra Mundial.