La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina

Crítica de Javier Luzi - CineramaPlus+

¿Quién es esa chica?

Con precisión y justeza narrativa el filme ofrece una mirada adulta sobre el sexo, la violencia, las relaciones humanas y la familia sin escatimar imágenes duras ni falsos pudores.

Lisbeth Salander ha regresado. Luego de unos movimientos bancarios que le han permitido una vida acomodada, olvidando antiguas privaciones. Después de un viaje para alejarse de alguna gente. Vuelve a su hogar. Pero no es la única que ha retornado. Su presente y su pasado se dan la mano para saldar algunas cuentas pendientes. Y las cosas comenzarán a complicarse sobremanera.

La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina es la segunda parte de Millennium. La trilogía literaria sueca de Stieg Larsson convertida en best seller. Como en la anterior, Los hombres que no amaban a las mujeres, la película se sostiene autónomamente y con independencia de la novela y se constituye en un thriller policial con las irradiaciones de un momento histórico particular (antes, el nazismo; ahora, el comunismo) y la mirada de género que la posmodernidad incorporó.

Lisbeth y Mikail Blomkvist se ven envueltos en una serie de crímenes (la primera como supuesta culpable, el segundo como nexo de conexión e investigador aficionado) que tienen que ver con el tráfico de mujeres -una red de prostitución con chicas de Europa del Este-, y que involucrarán personalmente a la protagonista y permitirán desentrañar su intrincada y llamativa personalidad que ha subyugado primero a los lectores y ahora a los espectadores.

Con precisión y justeza narrativa el guión desarrolla en poco más de 2 horas una historia que nos mantiene expectantes y que ofrece una mirada adulta sobre el sexo, la violencia, las relaciones humanas y la familia sin escatimar imágenes duras ni falsos pudores. Y uno se pregunta (¿prejuiciosamente?) cuánto podrá sostener la versión hollywoodense de estos juegos perversos y la violencia que la novela destila.

Noomi Rapace se consagra definitivamente, convirtiendo a su heroína poco amigable en una atendible vengadora que no tiene ningún reparo en las formas a la hora de resolver ciertos asuntos.

Un entretenido filme que nos hace aguardar al cierre de la saga con interés.