La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Millennium, cine de exportación

Junto al legado de la obra de Ingmar Bergman, los libros y las series del inspector Kurt Wallander (del escritor Henning Mankell), y por qué no, los automóviles Volvo y los camiones Scania, la saga de Millennium es uno de los productos de exportación más exitosos de Suecia de los últimos años.

La trilogía creada por el periodista y escritor Stieg Larsson - Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire - dio en primer paso en el cine el año pasado con Los hombres… y tenía a su favor la sorpresa del arranque, en donde los crímenes violentos, el sexo más o menos audaz y la presentación de un abanico de personajes atractivos, principalmente la investigadora Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist, sentaba las bases de la saga.

En Millennium 2 la atención está centrada en Lisbeth Salander: rebelde, adicta a los tatuajes y a los piercing, bisexual y eficaz investigadora, que se ve involucrada en el asesinato de dos periodistas de la revista Millennium, que están a punto de publicar una nota sobre la red de prostitución en el país. Mientras que trata de demostrar su inocencia, Lisbeth va revelando el complejo entramado de poder que participa en el negocio y sobre todo, a encontrar al culpable de la muerte de su madre.

Perdida la sorpresa del comienzo de la trilogía, la película parte del supuesto de que buena parte de los espectadores está familiarizado con la saga literaria y así, ese aparente anclaje, deja al relato con bastantes agujeros en la narración.

Sin embargo Millennium 2 tiene sus atractivos. A pesar de que se nota el cálculo y los golpes de efecto, el relato es atrapante, principalmente por su protagonista, una especie de ángel vengador oscuro y sufriente, que a pesar del reguero de cadáveres que deja a su paso, se mantiene como un personaje noble hasta el fin.

Lo cierto es que en un punto, la saga de Millennium -como la del inspector Wallander- tiene la convicción de que la opulenta sociedad sueca también alberga un lado b bastante terrible. Entonces por un lado se regodea con las excursiones antropológicas a ese lado oculto del país, y por el otro, explota con inteligencia el fenómeno, que vía literatura masiva y cine de factura correcta, resulta irresistible para el resto del mundo. Y aparentemente tienen razón, ya está confirmada la versión norteamericana con Carey Mulligan y Daniel Craig como protagonistas.