La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Esta sorprendente saga de novelas escrita por un periodista fallecido (que por lo tanto no puede continuarla, sin embargo pese a esto hay un nuevo libro por aparecer escrito por la esposa con la ayuda de “unos borradores”), abarca tres inspirados y sugerentes títulos bajo una denominación central de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Los tres ya tuvieron sus versiones cinematográficas, aunque por el momento sólo dos se dieron a conocer. La primera, sin dudas que un notable thriller policial -más aún teniendo en cuenta su origen sueco, un cine que nunca se especializó en el género-, abarcaba un sinnúmero de tópicos y situaciones en un carroussell de vueltas de tuerca. Algo similar ocurre con la actual Millennium 2, aunque quizás en esta secuela las alternativas no resultan tan impactantes y sólidas, pero se reiteran con acierto algunos ítems interesantes vistas en el primer film, como el escrutamiento del feroz circuito de perversión sexual oculto en las entrañas de Suecia. Y, por supuesto, Lisbeth Salander, un personaje que ya está entrando en un terreno antológico, toda una creación del escritor y de la fantástica Noomi Rapace. Por lo demás, el film cuenta con un elenco impecable encabezado por el carismático Michael Nyqvist y mantiene con buenas armas y toques de buen cine la tensión hasta el final. Es bastante para una secuela, sea cual fuere.