La casa de al lado

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Un chisme.

“Hola doña. Que suerte que la encuentro. No sabe de lo que me enteré. ¿Vio esas películas que dicen estar basadas en hechos reales? Bueno, parece que una señora (joven ella) se mudó con su hija a la casa frente a la del Sr. y la Sra. Jacobson. La que está al final de la calle ¿vio? Ahí donde dicen que la hija los mató y después se suicidó, aunque nunca encontraron el cuerpo. Encima dicen que el hijo volvió de no se dónde y ahora vive ahí. Anda prendiendo la luz como a las tres de la mañana. Y cada vez que la cámara enfoca la casa suena una musiquita tenebrosa así que para mí algo pasa…

Igual no se vaya a creer que la cosa es tan fácil ¿eh? La nena anda un poco rebelde así que va y traba relación con el muchacho que pone tanta, pero tanta, cara de santito todo el tiempo que se ve falso como moneda de tres pesos. Una de dos, es tonto o asesino, pero como el sheriff del pueblo lo defiende ¿para qué va a andar preocupándose de lo que la gente piense? Algunas luces tiene de todos modos porque anda a los besos con la piba. ¡Resultó ser una desobediente!!! La madre le dijo que no abra la puerta, que conteste el teléfono, que no hable con el chico y ella hace todo lo contrario. Al final la tontita es ella.”

Yo no sé, pero dicen que cuando a una persona la golpean, se cae, se le dan un par de balazos y otras cosas, se muere, pero sea el que sea el villano, tiene el síndrome de “Terminator” (1984). Le dan con todo y no se muere nunca.

Vea doña, yo no soy un correveidile; pero de este tipo de cosa que yo le cuento se hace una bola de nieve que termina: en chisme barato, en una edición de “Policías en acción” (canal 13), o una película mediocre. ¿Se imagina si Elizabeth Shue y Jennifer Lawrence no agarraban este cheque? Mamita, no va nadie al cine.

Disculpe, me voy a ver “Intrusos”, a ver en qué anda la farándula.