La cama

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Mónica Lairana en su opera prima en largometraje, demuestra, como ya lo hizo en sus cortos, que es una directora talentosa, sensible, que sabe perfectamente lo que quiso hacer con su película. Con una precisión y una intensidad, que nunca da un paso en falso, se ocupa, nos introduce como testigos, como voyeurs incómodos y fascinados, en la intimidad de una pareja de adultos grandes, que pasaran en esa casa las últimas horas juntos, empacando y repartiendo su herencia, intentando el sexo por última vez, repartiéndose fotos y recuerdos, intercambiado las poquísimas palabras de un final anunciado y resignado. El argumento se resume en pocas palabras, pero como lo verdaderamente importante en películas con capas de profundidad y significados, nada puede expoliarse, lo que importa aquí es la mirada y la comprensión. Esos dos seres, entregados y jugados actores como lo son Sandra Sandrini (oportunidad que supo aprovechar al máximo) y Alejo Mango, son el resultado de una vida que ya les deja pocas opciones. En esa pareja ya todo esta jugado, la intimidad que solo resta en los gestos de ternura y protección, la casa inmensa demasiado vacía, la hija que se alejó de sus padres, y ellos decididos a una nueva oportunidad. La mirada de la directora se detiene en estudiar sus cuerpos, sus gestos, la comprobación de errores, la desolación, lo realmente minimalista que resulta la vida cuando se llega al hueso, a lo esencial, a lo que verdadera importa. Por eso este film premiado como el mejor en el la competencia de Mar del Plata por la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), con otro galardón para el trabajo de Sandra Sandrini, como la mejor actriz de todos los films en competencia otorgado por SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Interpretes) es de visión obligatoria. Cuando se despliega una mirada como la de Lairana responsable también del guión se prueba una vez más que el cine no necesita ni de grandes presupuestos ni de efectos, solo la riqueza de alguien que tiene mucho para decir.