Kon-Tiki - Un viaje fantástico

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Una aventura extraordinaria (de verdad)

Los planos de Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico simplemente apabullan. Podría decirse que en los escenarios elegidos para hacer transcurrir la película es imposible tirar un plano feo aunque uno se lo proponga pero si a eso le sumamos una gran sensibilidad para la selección de los encuadres, planos secuencia magistrales y la colorimetría perfecta tenemos como en este caso una fotografía tan bella que en varias ocasiones suele distraer de lo que se está contando.

En realidad lo que se está contando es una historia más de superación personal basada en un hecho real, la diferencia es que su procedencia es Noruega y eso que no parecería ser tanto termina siendo bastante. Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico narra la odisea de Thor Heyerdal y otros cinco muchachos, que en 1947 decidieron cruzar el océano Pacífico saliendo de Lima para llegar a la Polinesia en una rudimentaria balsa construida exactamente como la hubieran construido los aborígenes peruanos para comprobar de esta manera que los primeros pobladores de esas islas habían sido sudamericanos y no provenientes de Asia como se creía.

El film transcurre con un interesante ritmo interno, generando tensión e incluso dramatismo sin recurrir a la puesta en peligro de los protagonistas en cada secuencia. Cuando uno termina de ver Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico nota que de hecho los momentos de riesgo que quedaron en el metraje son muy pocos y sin embargo la sensación de peligro es constante. Esas pocas situaciones (muy bien dosificadas) son cruciales y cargan con mucho simbolismo espiritual sin necesidad de ser remarcadas con fibrón flúor como en Life of Pi (película con la que será comparada inevitablemente). Los directores Joachim Rønning y Espen Sandberg deciden narrar la historia como lo hacían las cintas épicas hollywodenses, incluso conservando los lentes angulares de ese cine como estética y reduciendo considerablemente el uso del CGI en comparación de la media en el cine de aventuras del Hollywood actual.

Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico tiene aventura exterior e interior; desarrollo humano y espiritual y todo eso sin pretender aportar metafísicamente al desarrollo de la consciencia universal. Es el hombre frente a la naturaleza en plan de pura supervivencia.

El opus de Rønning y Sandberg cuenta con buenas actuaciones que funcionan racionalizando las expresiones confiando en que el espectador a medida que se adentra a la películatoma consciencia de lo que se significa cada traspié de la expedición para cada uno de los tripulantes de la balsa. En Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico pueden trazarse los perfiles de cada uno de estos hombres e incluso su pasado a pesar de que algunos tienen sólo unas pocas participaciones. Este acierto permite un resultado bastante orgánico en el tono final de la película y ahorra al espectador de presenciar grandes cataratas de dramatismo exacerbado que suelen ser acompañados de bandas sonoras efectistas que intentan resolver la curva dramática ausente.

Si las películas de aventuras y superación personal son de su agrado Kon-Tiki: Un Viaje Fantástico reúne las condiciones necesarias para convertirse en uno de los mejores del año. Es una buena historia, está muy bien narrada y mantiene una espectacularidad visual bastante naturalista.