Justicia final

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Buenos actores en función de un guión que no los acompaña

"Tengo un don", dice Kenny Waters con una sonrisa entre irónica y resignada. Es cierto, el hombre es simpático, camorrero y encantador, capaz de hacer reír a los policías de su pueblo que siempre lo tienen en la mira y de transformar una situación violenta en una broma. Pero, sobre todo, el mayor tesoro del tipo es su hermana Betty Anne. Ella lo va a buscar a la cárcel cada vez que lo detienen, se ríe de sus chistes y hasta pondera sus habilidades como padre, aunque él haya decidido llevar a su bebe de meses a un bar. Kenny y Betty Anne se criaron a los golpes -literales y figurados- entre la casa de sus abuelos y varios hogares adoptivos con una única constante: la mutua compañía. En el comienzo de Justicia final varias escenas establecen ese vínculo además de mostrar aquello que lo pondrá a prueba: un asesinato brutal del que Kenny será acusado por una policía interpretada por la ganadora del Oscar Melissa Lea.

En un comienzo la película, inspirada en un caso real, logra evitar las trampas del melodrama al explorar la relación entre los hermanos, pero una vez que comienza las luchas legales, todo lo que apuntaba a un profundo drama familiar se transforma en un superficial derrotero de lucha contra el sistema. Ni siquiera las actuaciones de Hilary Swank como Betty Anne y de Sam Rockwell como Kenny consiguen elevar el material que el director Tony Goldwyn resuelve de manera convencional. Si bien la historia y sus protagonistas son interesantes y hasta insinúan ciertas ambigüedades prometedoras, el desarrollo del film no cumple. De todos modos, la acumulación de obviedades no opaca del todo la maravillosa presencia escénica de Rockwell, que encarna los matices de su personaje de la cabeza a los pies. Un chanta simpático y entrador que podría también ser capaz de asesinar a sangre fría. En el caso de Swank, la intensidad y la emoción de su composición impresionan pero sobre todo provocan una pregunta incómoda.¿Cuando encontrará esta actriz (y este actor), un guión digno de su talento? Alguno que, como Justicia final , no quede atrapado, -enredado-, por los hechos reales que lo inspiraron y que se anime a superar las constricciones de un relato demasiado apegado a fórmulas probadas y demasiado transitadas.