Just Jim

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Este es uno de los estrenos raros del año. ¿En qué público se pensó al importar éste producto que, dejando de lado sus virtudes, no durará más de un par de semanas en nuestra cartelera? Cómo será que ni título en español se molestaron en probar como para, por lo menos, atraer curiosos.
Todo, desde la presentación del personaje central a los diálogos, y desde el desarrollo de la trama a la forma de vincularse entre estos seres, transita por un andarivel seco. Frío. Distante. A la vez, esta sequedad casi despojada de calor humano y de sentimientos genuinos le da pista al debutante director, guionista y protagonista,para mostrar otro tipo de miserias. Como si “Just Jim” fuese el lado B de una película de Wes Anderson.
Sin precisar un tiempo determinado en el cual transcurre, la trama gira en torno a Jim (Craig Roberts), un pibe adolescente que sufre acoso de sus compañeros de colegio, indiferencia por parte de su familia y ninguna contención respecto del resto del mundo adulto que lo rodea. Así, con este contexto, no aflora otra cosa que la posible construcción de un asesino serial, aunque en ningún momento esto se desarrolle, salvo por pinceladas de la banda de sonido en primeros planos cerrados y oscuros.
El muchacho tiene dos conexiones fundamentales. Un perro, al cual saca a pasear por un camino poco probable, y la llegada de Dean (Emile Hirsch), un enigmático norteamericano con impronta del rebelde sin causa interpretado por James Dean. Este será el punto de giro alrededor del cual seremos testigos de un humor ácido sobre el auto aislamiento y la idiotez que tendrá lugar de preponderancia en la textura de éste estreno.
Difícil es lograr empatía con un personaje a quien el propio ideólogo no le tiene mucho cariño, pero más complicado aún será entrar en el código humorístico entre tanto silencio e indiferencia. Hay momentos, sin embargo, de interesante concepción poética, como cuando Jim está bajo el agua, o cuando las escenas en plano general remiten al cine independiente de la década del 50. En términos narrativos hay poco crecimiento, o mejor dicho el crecimiento es lento y hasta da la sensación de caerse en el tercer acto dejando cierta sensación de inverosímil, aún para un armado que intenta esquivar casi todos los esquemas conocidos en el “coming of age” que bien supo cultivar el cine norteamericano con ejemplos emblemáticos como “El club de los 5” (1985).
La confirmación de estas sensaciones está al final, cuando “Just Jim” termina y desde la butaca nos preguntamos: ¿Y…?