Juntos para siempre

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Aventuras de un guionista de cine

Después de escribir los exitosos guiones de "Un novio para mi mujer", "¿Quién dice que es fácil? e "Historias mínimas", Pablo Solarz se animó a escribir y dirigir su primer largometraje.

En "Juntos para siempre" vuelve a dar un nuevo giro a los conflictos de pareja. Su protagonista es un obsesivo guionista de cine, el que le da más importancia a lo que pueden pensar los personajes de sus historias, que a su propia mujer.

El filme no sigue los mismos pasos emotivos y humorísticos que las anteriores películas de las que Solarz fue guionista. Para su opera prima, el escritor prefirió inclinarse por una comedia ácida, satírica que hace referencia a los vínculos de pareja, con una actitud si se quiere tan descarnada, como verosímil.

EL OPTIMISTA

Porque el joven guionista que protagoniza el filme, es un hombre que dice apostar siempre a la "buena onda", al optimismo, sin importarle que a su paso deje una estela de indiferencia ante los que lo rodean. No obstante esa indiferencia parece tener un costado seductor y hasta esencial, para los más cercanos, es el caso de su joven mujer y de su madre.

El punto límite a partir del que despega la historia, es cuando la pareja decide sacar el amplio sillón del living a la calle y tirarlo, porque en él, su mujer le confiesa que hizo el amor con su vecino.

"Lo tiramos y ya está, en qué pareja con varios años de estar juntos no sucede algo así", es la respuesta más o menos inmediata que se le ocurre decir al muchacho, a su asombrada y sollozante mujer.

Solarz apuesta a que un hombre así, tan egocéntrico, tan "engolosinado" consigo mismo, necesita a su lado, una mujer algo tonta, que lo acompañe dócilmente, más que una chica como de la que se acaba de separar, que aspira al menos a poder mantener un diálogo con su marido, algo que él siempre le niega.

"Vos tenés ideas brillantes a cada rato", o algo así, le dice su madre en un momento, cansada de que no la escuche.

LO INESPERADO

Pero lo inesperado para las mujeres que rodean al muchacho, es que cuando habla, es capaz de herir con sus palabras, como si él fuera el líder de una cruzada anti molestias emocionales ajenas.

Pablo Solarz se ha convertido con el tiempo en un muy agudo observador de los comportamientos humanos en estos tiempos de "fragmentación" y relaciones efímeras y desde ese costado escribe. Su mirada por momentos desconcierta, porque es tan original, como feroz, e impredecible. En eso radica su talento, su ingenio para los diálogos tan precisos, como inmersos en las acciones justas que sus personajes requieren.

La historia que Solarz incluye a modo de subtrama dentro del relato principal, es por demás elocuente en cuanto a convertir a la familia en una posible farsa grotesca.

Peto Menahen consigue otra sorprendente actuación en el papel de ese guionista que vive a través de sus personajes. A su lado se desempeña una siempre cómoda en la comedia Florencia Peña y Mirta Busnelli y Malena Solda, en un papel un poco más dramático.