Juntos para siempre

Crítica de Daniel Cholakian - Fancinema

Javier Gross es un guionista obsesivo, desconectado de lo que lo rodea. Es así que prefiere resolver los problemas escondiendo o sacando fuera de su vista los objetos o personas que puedan enfrentarlo a ellos. Ya sea sacando a la calle el sillón en el cual su mujer confiesa haber tenido relaciones con otro hombre o no atendiendo el teléfono ni dejando entrar a su casa a su propia madre. Lo cierto es que esta obsesionado por “la” idea y su egoísmo personal, son las causas de su fracaso personal en orden a sus afectos. Comedia con reminiscencias en el cine de Woody Allen y a ciertas tendencias de la llamada nueva comedia americana, Juntos para siempre no logra consolidar en su metraje completo lo interesante de los veinte minutos iniciales. Estructurada en base a diálogos ingeniosos, la solidez dramática se ve afectada por efecto de esta elección. Sobre el crecimiento de los personajes o una articulación rítmica consistente, la decisión de encadenar ideas atractivas y momentos brillantes, termina por afectar la narración, más cercana a las comedias de situaciones que a la comedia cinematográfica. Esto no implica que Juntos para siempre no sea entretenida. En absoluto. Sostenida especialmente por la lograda actuación de Menahem, la película tiene más allá de su muy buen comienzo, momentos realmente hilarantes y algunas ideas sumamente atractivas. Pero la reiteración y cierta tendencia a explicar demasiadas cuestiones con diálogos algo impostados, van en contra de la concreción de aquello que promete al comienzo. Siendo las actuaciones muy intensas -aún cuando se puede juzgar a Busnelli y Peña como algo sobreactuadas- Solarz parece no haber encontrado el modo de inscribir a Lucía, interpretada por Malena Solda, en el mismo registro que al resto de los personajes. De este modo, muchas cuestiones que pueden plantearse alrededor de lo ciertamente patológico de la relación entre ambos, se pierde por parecer personas de mundos completamente diversos, aún cuando, dada la prolongada relación amorosa que los vincula, no lo son en absoluto.