Joy: el nombre del éxito

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Atractivo relato sobre una atípica triunfadora

¿Quién habrá inventado la virola del mate? ¿Y la parrilla chulengo con un tambor de 200 litros? Sabemos algo sobre los grandes nombres de la humanidad, pero ignoramos todo sobre los pequeños inventores que hacen más humana la existencia. He aquí la mujer que inventó el combo de lampazo con balde y escurridor, tres en uno, que según dicen ayuda en la limpieza del hogar. Debe ser cierto, porque ganó muchísima plata y le hicieron esta película. Pero eso apenas daría como una curiosidad para ver haciendo zapping. Hay algo más: es la biografía de Joy Mangano, mujer que pudo avanzar en la vida a pesar de su propia familia y de una caterva de aprovechadores que fue pateando a lo largo del camino.

David O. Russell, director y coguionista, y Jennifer Lawrence en esforzada, meritoria actuación (y con una carita dulce, muy distinta a la de la auténtica inventora), desarrollan en dos horas las vicisitudes de esa mujer que no se dio por vencida. Los padres no sabían apreciarla, el marido era un buen tipo pero perdedor full time, etcétera. Cuando se le prendió la lamparita sólo la apoyaron de corazón el ex, su pequeña hija y una amiga. Luego, un cura que buscaba trabajo para los pobres del barrio y un ejecutivo de televisión sin gusto para vestirse pero con ojo para ver una estrella de la venta. Ahí vio el éxito. Y con el éxito, los ventajeros de toda clase. La película se estira un poco en intrigas y asomos de melodrama, y el público puede perderse, pero el asunto siempre tiene vetas atractivas, y enseña bastante sobre mecanismos de venta, trampas de proveedores, engañifas de derechos de patente y otras situaciones de las que se saca buena moraleja.

De adecuado ingenio, la parodia de las novelas televisivas tipo "Dinastía" que envolvían el hogar materno, y la pintura del mundillo de la Home Shopping Network donde va a parar nuestro personaje. También la síntesis evocativa, algunos diálogos, y una resolución tipo Mujer Guerrera metida en un cuadro de Hooper en Texas, que parece de otra película pero aporta algo de energía cuando la película ya empieza a alargarse. Sospechosa, la mantenida bondad de la triunfadora con su familia, después de todo lo que le hicieron. Pero eso tiene una explicación: la misma Joy Mangano participó en la producción ejecutiva de su propia biografía. Esperemos que no le haya pagado con lampazos al personal.