Joven y bella

Crítica de Daniel Garabal - Meridiano actual

La nueva Belle de Jour

Nadie pone en duda que François Ozon es uno de los más prolíficos y mejores directores de la Francia de los últimos tiempos. "Joven y bella" cuenta la historia de una mujer de 17 años, que después de tener un poco satisfactorio debut sexual, se convierte en dos personas en una: una adolescente que va al colegio durante el día y una prostituta que consigue clientes mucho mayores que ella por internet. Esto, que lleva a recordar inevitablemente a esa joya cinematográfica que fue “Belle de Jour” de Luis Buñuel, tiene el toque y la impronta del cine de Ozon.

El film dividido en las cuatro estaciones del año, siempre acompañadas por canciones de François Hardy, lleva al espectador a meterse en la trama y tratar de comprender las decisiones que toma Isabelle. El director no juzga, deja que el público decida.

El trabajo de Marine Vacht como Isabelle es realmente fantástico y transmite incluso el desconcierto de la protagonista con apenas un gesto. Charlotte Rampling le da al film el toque de calidad y de fineza artística. “Joven y Bella” es una buena película que nos plantea una joven “Belle de Jour” pero en los tiempos de las redes sociales que es donde Isabelle consigue sus clientes

“Joven y Bella”, una muestra más de la calidad artística de François Ozon.