Jobs

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Un apologético telefilm

Dado que Steve Jobs murió hace menos de dos años, la idea de una película biográfica suena un poco apurada, y necesariamente poco objetiva, dado que en estos casos los guionistas no suelen tener otra misión que algún tipo de apología funeraria.

Sobre todo, si el apuro tal vez se deba a que el otro cofundador y visionario técnico de Apple, Steve Wozniak, fue contratado por otra producción que también contará la historia de la empresa pionera en la difusión masiva de la computadora y todos sus derivados que cambiaron el mundo.

Justamente entre los variados problemas de "jOBS", el principal es intentar enfatizar todo en el protagonista, sin preocuparse por resolver de una manera verosímil la participación de otra gente que no sea Steve Jobs (al que le otorgan algunos fantasmas personales que en realidad no resultan muy interesantes dramáticamente).

Por otro lado, todo guiño a los riquísimos detalles de la historia de la tecnología están casi obviados por completo, y también se soslayan las enormes posibilidades narrativas y visuales de los cambios sociales que provocaron las ideas de Apple (y de hecho, de Pixar, el estudio pionero en la animación digital asociado a Disney, del que Jobs se ocupó cuando fue excluido de su manzanita).

De todos modos, hasta que aparezca otro film más imaginativo e históricamente distante y objetivo, este "jOBS" podría percibirse como un buen telefilm; para empezar, la composición absolutamente exterior a cargo de Ashton Kutcher es típica de una producción para la pantalla chica. Para un largometraje, no lo es, y este defecto se nota más por culpa de las sólidas actuaciones del resto del elenco, empezando por el talentoso Josh Gad como Wozniak. Luego , se luce especialmente Matthew Modine, y hay varios muy buenos actores tan desaprovechados que ni vale la pena mencionarlos, aunque ayudan a darle un nivel correcto a una película que se deja ver y no está del todo mal, aunque tampoco da para recomendársela a nadie.