Inmortal

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Cuando ponerle onda no alcanza

Resulta difícil entender como un guión tan malo como el de Inmortal (Self/Less) se convirtió en película. Personalmente me considero un espectador “remador”, de esos que con tal que la película avance, se proponga divertir o intente plantear una idea más o menos sólida a lo largo de su metraje, deja pasar algunas fallas estructurales, algunas “coincidencias” argumentales o algunos elementos forzados. Sin embargo, Inmortal es un caso aparte de inoperancia en la escritura de un guión.

Por supuesto existen malos guiones en películas brillantes, ejemplos de pura virtud a la hora de poner algo en escena. El problema radica en que Tarsem Singh, su director, viene de hacer gemas del séptimo arte tales como: Inmortales (una película digna de quién nunca leyó ni siquiera en Wikipedia algún clásico griego y pretende hablar sobre eso), Espejito, Espejito (la de Blancanieves con Julia Roberts!!) y La Celda (con Jennifer López), que si fuera un videopoema o un videoclip estaría bien pero pretende ser una ficción narrativa y ahí se pierde.

Quizás la falla más grande en Inmortal radica en que no se hace cargo de ninguno de los géneros que bordea. Hay un claro desprecio de los realizadores hacia la ciencia ficción y la acción, al punto de intentar borrar sus claras huellas, por un lado, justificando una intervención claramente lejana al presente del relato y por otro, haciendo lo mismo con las aptitudes físicas del personaje de Ryan Reynolds dotándolo de un pasado militar.

Para Inmortal le dieron un mal guión a un pésimo director, entonces no puede esperarse otra cosa que una mala película.
Hay dos motores que mueven lo argumental y lo narrativo en Inmortal, uno es la pura casualidad. Situaciones en donde los planetas suelen alinearse y justo pasa algo que funciona como giro narrativo. Una es perdonable, pero que cada giro se base en una alineación planetaria tensa demasiado el verosímil. Por otra parte, cuando los sucesos no pasan por la casualidad, lo hacen porque alguno de los personajes opera de forma totalmente ajena a su construcción dramática. Podríamos llamar a esto “salto reflexivo” o “momento epifánico” pero la realidad es que estas acciones son inconsistencias dentro de las personalidades que el film nos establecía previamente. Para ser más claros, los personajes hacen algo “porque sí”, independientemente de la lógica que se supone le sea asignada al mismo, y ese “porque sí” lo lleva hacia el objetivo final. Este último elemento, aunque pervertido, también podría considerarse una forma de casualidad.

Estas características se mezclan con una puesta en escena lineal, que pretende ser clásica sin siquiera darle relevancia a los planos, un ritmo desequilibrado entre una prolongada introducción y un final prematuro dan como resultado un film que no puede sostenerse por sí mismo.

Resumiendo, Inmortal es plana, no pretende más que ser una película para pasar un buen rato y falla también en eso por tener una ejecución torpe y un guión lleno de baches. Otro film olvidable de Tarsem Singh.