Inframundo: El despertar

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

La saga de Inframundo parece no finalizar nunca, ya que sus productores siempre le buscan una nueva vuelta de tuerca para que Selene, esa legendaria vampira guerrera, halle la forma de enfrentarse con sus sádicos enemigos. En esta nueva producción ya han pasado quince años desde su anterior aventura cuando la heroína y su amante, el lobisón Michael, derrotaron al vampiro mayor Marcus; durante todo ese tiempo la humanidad descubrió la existencia de los clanes y los hombres lobo y se inició una tremenda guerra para erradicar a ambas especies. Capturada durante el genocidio, Selene despierta tras mucho tiempo de hallarse cautiva en un laboratorio sellado de una poderosa corporación biotecnológica y comprueba que Michael murió y que, en estado de congelación, dio a luz a una hija.

Mientras busca asilo para ella y su pequeña, comprueba que se halla en un mundo en el que su raza, antes orgullosa, fue cazada casi hasta la extinción y los pocos sobrevivientes se ocultan bajo tierra.

Con una cámara en constante movimiento los directores siguen paso a paso el peligroso camino de esa mujer vampiro y, dentro de un algo enredado guión, la pondrán siempre a escasos pasos de la muerte. Kate Beckinsale es nuevamente la protagonista de la trama y demuestra un envidiable estado físico. El resto del elenco trata de cubrir sus papeles con cierta capacidad, en tanto que los efectos especiales son los verdaderos protagonistas de la historia.