Infierno al volante

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Cacería endiablada

Aunque el costo de la entrada puede ser privativo, es casi una obligación recomendar la versión en 3D de esta película. Con el paso del tiempo, superado el asombro inicial, es posible comparar calidades dentro de este formato. Hay películas que aprovechan mejor y peor las tres dimensiones. Infierno al volante, en ese aspecto, es excelente.

Claro que conviene estar al tanto del contenido de este filme, que combina fantasía, acción, suspenso y gore (truculencia) en dosis muy generosas. Su director, Patrick Lussier, ya había avisado que podía hacer bien ambas cosas (el manejo de las emociones fuertes y del 3D), en Sangriento San Valentín. Ahora la confirma pero acompañado por un gigante de la pantalla, Nicolas Cage, quien le agrega una mística y una masividad extra a la propuesta, convirtiéndola en una muy buena propuesta para los aficionados a esta clase de entretenimiento.

El argumento no tiene nada de realista y todo de simple: un ex convicto escapó del infierno para perseguir al hombre que asesinó a su hija y secuestró a su nieta. El cazado es líder de una secta. El cazador goza de la compañía de una blonda espectacular. Fanáticos religiosos, policías salvajes y demonios de diversa laya se cuelan en una persecución que atraviesa los llanos paisajes del sur de los EE.UU., mostrando escenarios naturales muy bonitos. Estos sirven de marco a tiroteos, fusilamientos, atropellos, explosiones, choques, degüellos y retorcimiento de distintos tipos de estructuras, que como dijimos son captados con un lente cinematográfico experto. Todo ello envuelto en una música acorde: un urticante rock metálico duro que ayuda a apretar los dientes mientras los de la pantalla se propinan toda clase de agresiones.

Hacia la mitad del filme, por ejemplo, se encuentra una de las secuencias más electrizantes. Son diez minutos o más a toda velocidad sobre la carretera. El bramante Chevrolet Chevelle conducido por Cage, intentando dar alcance a la casilla rodante mortalmente lanzada en velocidad que transporta a su compañera y a la beba capturadas. Cuide sus uñas o bien prepárese a restituir la cubierta de los apoya brazos a los dueños de la sala. Y eso sí: no se moleste en buscar interpretaciones demasiado profundas. No es la película adecuada para ello, pero sí para pasar el rato a pura adrenalina.