Incendies

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Fuegos de invierno

Un desierto quemado, arrasado.

Esa clara imagen es la que da comienzo a la película Incendies. Inevitable no pensar en la locura de borrar lo poco que existe en un desierto. Lo único para destruir ahí es al hombre (y sus construcciones) y de eso es lo que trata, de la destrucción del otro, de el hombre, de la mujer, del espíritu mismo.

Dos hermanos gemelos (hombre y mujer) se encuentran con un notario en una oficina, su madre ha fallecido y les entrega un cometido para que ella pueda descansar en paz : encontrar a su padre(que creían fallecido) y a un hermano (del que desconocían su existencia).

La hija comienza la búsqueda pero su hermano es reacio a remover el pasado, y a intentar comprender el porque su madre era extraña y distante.

Este pasado a recorrer no es cualquiera, la señora. Marwan procede de algún país de oriente medio (sin nombres, sin explicaciones, sin especificaciones geográficas), de ahí en más nos sumergimos en la cruda escalada de violencia tan reconocible de ese territorio.

La búsqueda del presente desteje el pasado y las secuencias de la hija se intercalan con las de su joven madre, permitiéndonos descubrir conjuntamente quién era esa mujer que culminó su vida trabajando durante dieciocho años como secretaria de un notario en las calmas tierras de Canadá.

Durante las dos horas del film retornamos a un pasado implacable, repleto de violencia y horror, un pasado que siempre es visible en el presente con solo leer los diarios.

Por momentos este duelo religioso en que se ve metida la señora Marwan (por haber nacido ahí, por ser parte de una de las facciones por herencia y por pura represalia posterior) nos resulta demasiado irracional e incomprensible por no llegar a comprender en profundidad que es lo que impulsa a cada uno de los bandos más que la idea religiosa, transformándose en matas a los míos, mato a los tuyos, esa idea de muerte por muerte quizás podría haberse desarrollado mejor y no ser solo un frenesí de guerra religiosa.

Termina siendo un inclemente melodrama familiar con rasgos trágicos propios de la Grecia antigua que incrementa su interés a medida que nos hundimos más y más en la historia, no limitando los momentos de violencia, algunos de una dureza extrema.

La resolución un tanto forzada resalta el carácter metafórico del film, mostrando que la tragedia y el sufrimiento acompañan a la humanidad desde el comienzo de los tiempos, trocando nombres, pero con hechos que suceden sin lugar a dudas, en algún lugar de esta tierra.