Impuros

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

La historia de la prostitución en Argentina a principios de siglo, y en Rosario con Pichincha a la cabeza, vuelve a estar en el centro de un relato con "Impuros". La estructura, el guión y la diversidad de testimonios contribuyen a que el drama que está en el centro de la película adquiera una sorprendente actualidad. Filmada entre Jerusalem, Buenos Aires y Rosario, el trabajo incluye los testimonios de los nietos de Raquel Liberman, militantes, investigadores y escritores, entre los cuales figuran los rosarinos Rafael Ielpi y Guillermo Zinni, hijo de Héctor Zinni, coautor junto a Ielpi de "Prostitución y rufianismo".

   El título del filme es el nombre que la comunidad judía argentina le daba a judíos de origen polaco que en ese momento se dedicaban al tráfico de mujeres y al proxenetismo y que llegaron al país procedentes de Polonia. Las cifras dan la dimensión del enorme negocio de la explotación sexual, algo constituido con los recaudos de cualquier actividad comercial. Entre 1900 y 1936 ingresaron al país 6 mil mujeres judías, y en ese mismo período, según los registros de prostitutas, figuraban tres mil que probablemente fueron traídas a Argentina por la asociación Zwi Migdal, además de las 6 mil cartas con pedidos de ayuda conservadas en Tel Aviv y que llegaban a Argentina con promesas de matrimonio o trabajo.

   El documental recuerda el drama de las víctimas y cómo la presión de la propia comunidad judía para expulsar a los "impuros" generó una sucesión de hechos -la intervención de una asociación judía de ayuda a mujeres con sede en Londres, la ley impulsada por Alfredo Palacios, la denuncia de Raquel Liberman y la intervención del comisario Julio Alsogaray y del juez Rodríguez Ocampo- provocaron el colapso de la asociación.