Igualita a mi

Crítica de Fernando López - La Nación

Puro entretenimiento

Igualita a mí es un acierto: tiene timing cómico, buenos diálogos y divertidas actuaciones

Conviene dejar atrás cualquier prejuicio. Ni Igualita a mí responde a la clásica fórmula costumbrista de Polka ni se atiene al formato televisivo que las presencias de Adrián Suar y Florencia Bertotti al frente del elenco harían sospechar ni todo se reduce a la buena idea marketinera de asociar figuras de probado arrastre televisivo para sumar sus respectivos públicos y multiplicar el negocio. Puede que haya algo de eso, pero antes que nada esta nueva producción de Patagonik, probablemente destinada al éxito, es, de verdad, una comedia. Con la ligereza que se espera del género, con el ritmo, el humor y la simpática intrascendencia que suele celebrarse en sus temas y, sobre todo, con ese timing característico que a tantos realizadores suele resultarles esquivo. No a Diego Kaplan.

El film es puro entretenimiento, simpático, gracioso, accesible. Y sostenido con recursos legítimos, más allá de que la parte final acuse algún desnivel y que la apelación a lo sentimental que contienen esos tramos parezca una concesión para cumplir con la dosis de emotividad que agradecen muchos aficionados a la comedia.

La historia es simple. A Freddy -el protagonista concebido a la medida de Suar- los años (ya pasó los 40) no le han hecho perder el pelo ni las mañas. Para las canas están las tinturas que sabiamente administra su peluquera de confianza; para el resto, un carácter juvenil, juguetón e irresponsable que hará renegar a su hermano-socio en los negocios pero sigue encantando a las chicas, aunque siga usando todavía el mismo discurso que le daba resultados en los tiempos de Bamboche. Madurar no está en sus planes; sólo hacer algún negocio y seguir disfrutando de su libertad y sus conquistas, noche a noche.

Pero el pasado existe y un día viene a buscarlo en la persona de una señorita que dice ser su hija, fruto de un fugaz amorío de viaje de egresados. La recién llegada -de El Bolsón, hippoide, adicta al mate- tiene el fresco desparpajo de Florencia Bertotti.

Las complicaciones apenas comienzan. Porque Aileen, que así se llama la patagónica criatura, no cederá hasta comprobar cuál de los tres posibles padres de los que le habló su mamá es el verdadero. Quizá sea Freddy, y entonces todo el paraíso personal que con tanto empeño se construyó el eterno adolescente empezará a tambalear.

Un elenco de apoyo bien elegido (notable Claudia Fontán), diálogos chispeantes, el gancho de los protagonistas y la excelencia de los rubros técnicos sustentan el film. Todo un acierto.