Huracán categoría 5

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

De la mano de un experto en el cine de superacción, "Huracán categoría 5" es un entretenimiento barato al que no se le puede pedir más de lo que es, un divertido pasatiempo. Dícese del cine shampoo, un cine pochoclero, liviano, pensado para el puro entretenimiento, vacío y limpio de contenido. En pocas palabras y para buen entendedor, un cine que invita a dejar el cerebro a un costado.
Rob Cohen es de ese tipo de directores que quizás no sea un nombre popular para los no tan cinéfilos, pero sus películas son el placer culposo de una masiva cantidad de público. Las primeras "Rápido y furioso" y "xXx", "Corazón de dragón" "Sociedad secreta", "Stealth", y "Dragón: La historia de Bruce Lee", entre otras, tuenen su firma. Al hombre, el cine del sábado a la tarde le queda muy bien.
Luego de algunos traspiés en los que parecía haber perdido su rumbo (Rob, por favor, nunca más una con J-Lo), Cohen nos trae la que quizás sea su mayor placer culposo, el mejor exponente del cine shampoo, "Huracán categoría 5"; una propuesta tan descerebrada y barata, como divertida. ¿Qué puede salir de un guion pensado por los creadores del film de culto noventoso Drop Dead Fred, y un guionista aficionado a películas del estilo de las que Nicolas Cage saca todos los meses directo a streaming/video?
Una película de robos a gran escala. Pero no cualquier película ¿Por qué? Porque como su título lo indica (y aún más explícito en su original), es un robo, en medio de un temporal de huracanes… nivel 5. Tiempos post Sharknado en los que hay que acumular tópicos. En efecto, el guion puede resumirse en eso e imaginarse todo el devenir; pero vamos igual.
En Alabama, se avecina uno de los huracanes más grandes registrados en la historia, con la fuerza como para destruir todo a su paso (¿Se acuerdan de ese que querían ver los personajes de Twister? Bueno, ese). Un grupo de delincuentes aprovecha esta ocasión en la que todo el pueblo será evacuado y la atención estará puesta en salvaguardarse, para llevar a cabo un robo magnánimo, el del Tesoro Nacional, 600 millones de dólares.
Del otro lado están los buenos, la única tesorera sobreviviente (ah, porque los ladrones son malos, pero malos malos, al estilo casi "Austin Powers" de malos) y dos hermanos que se encontraban en el lugar, y que saben bastante de meteorología. Estos tres perseguirán a los ladrones y no les darán tregua. Porque tres ciudadanos heroicos pueden más que toda una fuerza de seguridad (léase esto con voz lacrimógena). En el medio, el huracán enfrentándose a ambos bandos.
Ustedes piensen. Voy a ver una película de ladrones robando el banco nacional contra tres personas que los quieren frenar, y hay un huracán que rompe todo. ¿Alguien espera grandes diálogos o escenas que se luzcan por su profundo dramatismo o consciencia de situación y realidad? ¡No! Y precisamente eso es "Huracán categoría 5". La historia crea un vínculo entre los hermanos y trata de contar algo que vaya por los sentimientos.
A decir verdad, no es una historia mal contada, y se toma algún tiempo para desarrollarla, pero no vamos a mentir diciendo que eso es lo que más nos importa, porque no es así. Con un presupuesto ínfimo, "Huracán categoría 5" es decididamente un producto estilo clase B; pero uno que entendió todo. Los diálogos son bastante tontos, los personajes no están mal desarrollados pero son más bien insulsos o tienen características exageradas, y no hay ni una escena que tenga algo de verosimilitud.
Pero ver como todas los cuadros son forzados para que siempre veamos al huracán en algún lado, es placer puro. Escenas increíbles, ridiculeces de todo tipo, risas ¿involuntarias?, lo momentos de acción más disparatados, y un huracán hecho con un CGI que no esconde ser barato.
Todo eso, que puede sonar mal, en "Huracán categoría 5" funciona muy bien. Rob Cohen ya había probado suerte con el cine catástrofe en "Daylight" con Sylvester Stallone (que estuvo a punto de hacer un film con la misma trama que esta durante los años ’90), y los resultados fueron bastante similares a este, más allá de que "Daylight" sí era un tanque con mucho presupuesto detrás.
Cohen sabe dosificar bien la acción, crear personajes empáticos, y hasta hacer que los malos actores (que acá abundan) terminen pasando por carismáticos.
El huracán, lejos de ser un adorno, es un personaje más, es fundamental para el desarrollo, y por supuesto, concreción de las escenas de acción. Más allá de tener un presupuesto notoriamente bajo, se las arregla para que se vea y se escuche potente.
En 1998, "Hard Rain", que planteaba un robo en medio de una tormenta, pasó bastante desapercibida. El tiempo la reivindicó como un pequeño clásico.
Quizás, el tiempo surta el mismo efecto en esta divertida película que acumula errores, que puede ser vista como mala ante un ojo clínico, pero que sin lugar dudas, entretiene – y mucho – desde que empieza hasta que termina. Volvió el Rob Cohen que la muchachada reclamaba.