Huérfanos de Brooklyn

Crítica de Jorge Marchisio - Loco x el Cine

Años 60. Lionel trabaja para el detective privado Frank Minna, quien, en pleno caso, es asesinado por unos misteriosos hombres. Ahora todo el equipo de Minna, sobre todo Lionel, se pondrá a investigar para saber que pasó en realidad. Pero ellos no tienen en cuenta que están a punto de meterse contra los pesos pesados de la ciudad de Nueva York a nivel política.

Dirigida, escrita, producida y protagonizada por Edward Norton, nos llega Huérfanos de Brooklyn , film que a la distancia se nota que está pensado para ir directo a la disputa de entregas de premios, y que viendo la fecha en la que se estrena, queda claro que no lo veremos figurar en ninguna premiación por casi ninguna terna, y ahora pasaremos a explicarles porque.

Huérfanos de Brooklyn recuerda un poco a lo que fue la reciente Contra lo imposible, donde casi todos los apartados son correctos (ambientación, actuaciones, lógica de la trama), pero que, en su majestuosidad, se nota una falta de pasión por el proyecto, y por ende, tenemos una película sin alma, que no va a disgustar a nadie, pero que es fácilmente olvidable.

Tomemos de ejemplo la actuación de Edward Norton, quien hace un papel aceptable, pero queda muy lejos de sus mejores roles (American History X por ejemplo), y pese a que su personaje padece de Síndrome de Tourette, por lo cual padece varios tics o de reacciones no controladas; parece algo más puesto para hacer lucir al actor que por necesidad de la trama (aunque suponemos que viene desde la novela que se adapta).

Donde sí hace ruido la película, es en su duración. Las dos horas y veinte que dura se sienten muy pesadas, con varios tramos que, si bien en el momento no molestan, si uno los piensa, no aporta nada a la trama. Además de un romance, típico del cine noir al que pertenece el film, que no aporta nada a la historia en general y se siente en extremo forzado, en parte por la diferencia de edad entre los actores.

Poco queda para mencionar de Huérfanos de Brooklyn. Como dijimos, es de esas cintas tan correctas, que se nota demasiado la búsqueda de premios y, por ende, la falta de amor al proyecto. Lo que nos da como resultado, una película que en el momento se puede disfrutar, pero que a los pocos días nos vamos a olvidar de haberla visto.

Veremos cómo sigue la carrera como director de Edward Nortonluego de este irregular paso.