Huellas

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

El imaginario de un niño respecto a su propia identidad, construida principalmente por el relato de sus mayores y por su propia experiencia, es el comienzo de Huellas, una aventura dolorosa y a la vez extraordinaria, que tiene como disparador la historia de un abuelo aventurero, un héroe de guerra que a los ojos de ese chico fue una figura gigante y que ya adulto, el director decide indagar para comprender su propio pasado.
Huellas, entonces, es una película que comienza investigando la vida de Ludovico, un italiano que fue partisano en la Segunda Guerra Mundial y que luego se trasladó a la Argentina para convertirse en un buscador de oro.
A medida que el relato avanza, la historia de Ludovico empieza a mostrar aristas cortantes como sus simpatías nazis, una doble vida con dos familias en la provincia de Santiago del Estero, el abandono de sus hijos.
Colombo (que codirigió Rastrojero junto a Marcos Pastor), avanza en su propia historia –un poco a la manera de Papirosen, de Gastón Solnicki– y descubre junto al espectador los secretos enrevesados de sus orígenes para entregar un documental en primera persona que en su estructura de trhiller, en un ejercicio devastador y fascinante sobre la memoria.