Hogar abierto

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

En la calle

En épocas donde un cierto tipo de cine traza una mirada sesgada y estigmatizante sobre la pobreza y la violencia, Hogar abierto (2018) muestra una realidad opuesta al discurso dominante con una mirada mucho más reflexiva a través del retrato de tres víctimas de la ausencia del estado.

Dirigido por Fredy Grunberg, Hogar abierto sigue tres historias de chicos que por diferentes motivos se criaron en la calle o institutos de menores. Hoy ya adultos, muestra cómo pudieron salir de esa situación y tener un hogar, trabajo y una familia, pero dejando en claro que si cayeron ahí fue producto de las circunstancias y de un sistema excluyente, y no por decisión propia. Algo a lo que muchas veces se aferra cierto sector de la opinión pública para hablar de aquellos en situación de calle.

Rodolfo, Andrés y Emanuel hoy tienen una vida común y corriente como la de muchos. Con dificultades pero también con alegrías. Son adultos y frente a cámara recuerdan la infancia y como terminaron en situación de calle por la incomprensión del entorno, pero también como salieron a flote gracias a la ayuda de quienes les tendieron una mano.

Grunberg construye la historia como un tríptico a base de los testimonios de los tres protagonistas que desde el presente regresan al pasado para mostrar una realidad alejada de los discursos dominantes de los medios de comunicación, cierta clase social y hasta del gobierno sobre la pobreza y la violencia que desde ella se genera. Evitando analizar las circunstancias de cómo se llegó a eso pero señalando por igual a todo aquel que nació pobre o quedó en la calle.