Hitchcock: el maestro del suspenso

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

En la memoria del gran autor

Para el final de la década del cincuenta, Alfred Hitchcock se resistía a repetirse –luego del éxito de Intriga internacional, los ejecutivos del estudio Paramount le acercaron varias historias de espionaje entre otros proyectos– y como siempre, buscaba una idea que sorprendiera y lo desmarcara de lo que se suponía que tenía que hacer. Así llega a Psicosis, la novela de Robert Bloch y se pone a trabajar en lo que sería su película más exitosa. Es este período de la vida del director británico el que aborda Hitchcock, dirigida por Sacha Gervasi (The Story of Anvil, guionista de La terminal) que junto al John J. McLaughlin (El cisne negro), adaptan el libro Alfred Hitchcock and the Making of 'Psycho', de Stephen Rebello.

Con un elenco encabezado por el histriónico Anthony Hopkins, irreconocible detrás de una tonelada de maquillaje para acercarse a la inconfundible figura del gran Hitch, acompañado por la extraordinaria Helen Mirren como su esposa Alma Reville, la película centra el nudo del relato en la conocida obsesión del realizador por las intérpretes rubias (tópico abordado en detalle en el imprescindible libro de François Truffaut, El cine según Hitchcock) y la intrincada relación que mantiene con su compañera de toda la vida, musa, niñera y consejera, la voz del sentido común del artista.
Mientras trabaja en la pertubadora historia de terror que entre otras particularidades va a contar con la heroína de la película apenas hasta la mitad del relato para morir asesinada brutalmente en la ducha, el film muestra al realizador convocando a Janet Leigh (Scarlett Johansson) solo para agregar un nuevo estadío a su obsesión, desprecia a Vera Miles (Jessica Biel) que lo traicionó con un embarazo y en tanto se enamora irremediablemente de Leigh, duda entre si está haciendo una obra maestra o definitivamente se está hundiendo y sospecha que Alma, de quien es absolutamente dependiente, lo está engañando.
Es cierto que el elenco hace un esfuerzo para que la película sea algo más que la atormentada vida amorosa de Hitchcock, pero tratándose de uno de los directores más importantes del siglo veinte, uno de los autores más influyentes de la historia del cine, el genio de su talento apenas se vislumbra en la película de Gervasi (si, el falso making of de la escena de la ducha está), que se limita a rodar un film correcto, con alguna chispa de humor y moderadamente entretenido.