Historias que sólo existen al ser recordadas

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Una Opera prima sensible que reflexiona sobre el pasado, el presente, sobre la memoria y la muerte.
La fotografía y el arte de recordar historias.

Sabemos que la magia de la fotografía reside la mayoría de las veces en la historia que nos cuenta. Porque las imágenes nos hablan, nos transmiten un sentimiento, una emoción y nos hacen reflexionar.
Lucía Murat quería contar la historia de una mujer que deseaba morir, pero no podía hacerlo, porque el cementerio de su pueblo estaba cerrado.

Con esta idea, no le quedaba otro camino que recurrir al realismo mágico, y justamente es el mundo de Rulfo, el referente elegido para llevar a cabo su deseo.

Jotuomba es ahora, el nombre de un pueblo fantasma olvidado en el tiempo, donde todos los días sus habitantes, -que no se sabe si están vivos o muertos- repiten exactamente el ritual de sus existencias, probablemente porque todavía conservan alguna razón para vivir: como hacer el pan, escribir cartas a un marido muerto, compartir un café por la mañana, comer todos juntos, ira la iglesia. Son algunos de los rituales que lleva a cabo Madalena y Antonio por la mañana, usando las mismas palabras, los mismos gestos? la mínima vida.

Hasta que aparece una joven fotógrafa llamada Rita, quien llega en busca de trenes oxidados, paredes enmohecidas, imágenes que transmitan alguna emoción para poder armar una historia, casi como el alter ego de su directora.

En el Comala construido por Julia Murat los rostros de todos sus habitantes tienen la mirada fija, perdida, como esculturas talladas en madera, retratos olvidados, con muchode automatismo, resignación, miedo a hablar de la muerte y por sobre todo, miedo a vivir.

Rita llega con su cámara y al fotografiar fisgonea y comienza a apropiarse de algún modo del pueblo y de sus gentes, y sus fotos son además una prueba de existencia de ese mundo. Algo así como experiencias capturadas, un modo de participar de la vulnerabilidad y la mortalidad de las personas y las cosas. Porque su recorte es testigo, no sólo del paso del tiempo y de las huellas del pasado, sino que seguramente será una ayudante de la memoria, que luego dará testimonio de lo que ?ha sido?.

Historias que solo existen cuando son recordadas, ópera prima de Julia Murat, es un film sensible que reflexiona sobre el pasado, el presente, sobre la memoria y la muerte, todos aspectos de la rutina diaria de estos personajes que se han conformado con sobrevivir.
Madalena será la primera en superar el miedo a la vejez, y en consecuencia tendrá la capacidad de no negar el ancestral miedo a la muerte, y en todo caso aprender a aceptarla como parte de la realidad, para poder vivir poder vivir el ahora, aunque dure minutos.