Hermanos de sangre

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Es un buen momento para las comedias negras, violentas, gore y políticamente incorrectas, en el medio local. Hace un tiempo ví “Diablo” (http://www.elespectadoravezado.com.ar/index.php/criticas/2-hemos-visto/673-qdiabloq-sangre-por-sangre ) y me encantó.
La verdad, el cine argentino necesitaba una renovación desde el género independiente, y pegar este año, además de la nombrada, a “Hermanos de sangre” nos deja una sensación de tranquilidad: hay equipo (s). Tenemos a Nicanor Loreti y a Daniel de la Vega, listo. Los dos son talentosos, tienen buena escuela y olfato para mostrarse diferentes, y generar una marca propia en el género.
“Hermanos de sangre”, ganadora de la Competencia Argentina en el último festival de Mar del Plata es, ante todo, una comedia divertida. Un poco menos redonda que “Diablo”, pero igualmente adrenalínica y loca de atar.
Para quienes no conocen a De la Vega, hay que decir que el hombre sabe de terror de bajo presupuesto (incluso dirigió un par de títulos para el mercado hogareño americano, uno de ellos conoció este año estreno local – “Death knows my name” http://www.elespectadoravezado.com.ar/index.php/criticas/2-hemos-visto/758-qla-muerte-sabe-tu-nombreq-made-in-argentine ) y aquí explota esa experiencia para llevarnos a un viaje delirante donde lo primordial, es pasarla bien.
La historia es simple: Matias es un gordito simpático y bonachón (Alejandro Parrilla), típico perdedor pero dueño de un gran corazón, quien por esas cosas de la vida se topará con Nicolás (Sergio Boris), un sujeto extraño, que viste (y calza) de primera y que quiere mostrarse como su amigo desde el primer momento. Lo cierto es que Nicolás está unido a Matías por eventos del pasado y esa conexión lo impulsará a buscar el bienestar para su amigo. A cualquier precio.
Claro, el problema (o lo interesante aquí), es el cómo…
Matías es todo lo que se espera que sea y Nicolás es todo lo transgresor y decidido que también se espera. Entre los dos van dando forma a una comedia negra, donde la motosierra suena y no en balde (esta peli es ideal para mojar el pancito).
Hay un respetable trabajo técnico y algunos secundarios interesantes, como el de Carlos Perciavalle (Dora, genial), que aportan a la solidez del producto. Quizás el guión no sea tan preciso y ajustado, hay algunos momentos que desentonan y desconciertan (las escenas en la comisaría quizás no hayan sido las mejores logradas, aunque esté Palomino componiendo un gran secundario como jefe del destacamento), pero en el balance general, las luces se encienden y el resultado es positivo.
Seguramente no será para todos los públicos, pero el clima de delirio y marginalidad, presente a lo largo de “Hermanos de sangre”, tendrá sus adeptos. Si te gustan las emociones fuertes, y tenés estómago para ellas, entonces te diría que esta película tiene mucho para darte