Hermanos de sangre

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Todo por un sueño

“Los tipos como vos no están en deuda con nadie; la vida está en deuda con vos”. Esa frase categórica es una revelación para el personaje central de “Hermanos de sangre”. El pobre tipo lo tiene todo en contra: una tía autoritaria, una ex novia complicada, un trabajo en el que se convierte el centro de las bromas. Lo que se dice, una vida de pesadilla. Pero para remediarlo llega un amigo que le promete, y lleva a la acción, lo que considera la mejor manera de revertir su horrible cotidianidad. Con muy buenos recursos, el director Daniel de la Vega construye esta suerte de eslabón perdido en la cinematografía de género que toma elementos de comedia negra, el gore y el policial. Y lo hace, por supuesto, con mucha sangre, pero con momentos de ironía sobre el mismo estilo. Así, De la Vega construye un filme sólido, que avanza sin pausa y que no le teme a los excesos, sino que los convierte en virtud. Con esos elementos, y algunas influencias que van desde Tarantino al mejor Guy de “RocknRolla”, pero sobre todo a Alex de la Iglesia, sobre todo aquel de “Muertos de risa” o “Balada triste de trompeta”, De la Vega le imprime perfil propio a esta historia que ya le acercó el premio mayor en la competencia argentina del ultimo festival de cine de Mar del Plata.