Hermanos de sangre

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

El cordón criminal

“Hermanos de sangre”, nueva película argentina de terror, cuenta la historia de un hombre que no encaja: ni en la familia, ni en el trabajo, ni en la vida amorosa. Hasta que conoce a un personaje que lo ayuda a redimirse.

No tan inspirada como otras película argentinas de terror realizadas hace poco, pero válida en todo caso. Hermanos de sangre cuenta una historia de otro mundo, con un fuerte componente social. Matías, el protagonista, tiene una gran dificultad para hacerse un lugar en el mapa. En gran parte debido a problemas psicológicos y a su gordura. Las mujeres lo esquivan. En el trabajo lo hacen a menos. Como positivo, tiene algunos contactos un poco más felices con algunas personas y no está enfermo. Tan sólo sufre y no encuentra la salida. Además, su tía, la que le presta el departamento donde vive a solas, es peor que una madre castradora.

Pero un día (de manera demasiado inexplicable para la verosimilitud de la historia) aparece un tipo que se convierte en su sombra. Se mete a su vivienda, se llama a sí mismo amigo y tiene una extrañísima obsesión, que es redimir a Matías a cualquier costo. Y ese cualquier costo son asesinatos, extorsiones, robos y lo que convenga.

Buenas atmósferas, buenos efectos especiales para los que se divierten con el gore, y unas cuantas vueltas de tuerca ingeniosas en el desarrollo del argumento están entre lo mejor de este filme, junto con las actuaciones de los primeros actores masculinos, Alejandro Parrilla como Matías y, sobre todo, Sergio Boris como Nicolás, el perverso.

El reconocidísimo Carlos Perciavale, disfrazado de vieja arpía, también entrega algunos ratos interesantes, mientras que además puede verse a Juan Palomino ejerciendo con solvencia como detective.

Lo que no convence es la coherencia general de la historia, cierta falta de sustento en la locura de los personajes (lo cual no implica tener que explicarlos), como si faltara trabajo de investigación antes del armado, o enfocarse aún más en cada aspecto de la trama, e incluso algún personaje poco justificado, como la amiga de Nicolás, Belén.

Con sus no tanto y sus más, una película que suma.