Hermanos de sangre

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Humor negro y derroche de gore para solaz de fans

Matias es un contador gordito y tÍmido, enloquecido por su ex novia, humillado por las mujeres, por su jefe, etc.; es el típico marmota que nunca logra entrar a los boliches. En fin, un desastre. Pero su vida cambia cuando una noche pierde su billetera, que le es devuelta por un antiguo compañero del colegio al que nunca habia vuelto a ver. Este extraño personaje está decidido a ser su mejor amigo, y para demostrarlo va a llevar las cosas hasta el extremo de la violencia, incluyendo el homicidio.

"Hermanos de sangre" es un disparate total, que empieza con un pie en el grotesco típicamente argentino y va cambiando de clima hasta convertirse en una más interesante comedia ultraviolenta dotada de un eficaz humor negro y la dosis de gore ya habituales en este tipo e bienvenidas producciones nacionales.

A Daniel de la Vega, experto en cine de terror (incluso filmó una película con Faye Dunaway) le cuesta un poco más la primera parte del film donde hay que describir los personajes dentro de lo que podríamos llamar un sainete, pero pronto le da buen ritmo e intensidad a la historia hasta la mejor parte, la segunda mitad, con una catarata de violencia que conseguirá los aplausos de los fans del género.

Hay que hacer notar los cuidados aspectos técnicos, buenos momentos de música tecno y un elenco donde se destaca el dúo protagónico, Alejandro Parrilla y Sergio Boris, pero también intérpretes secundarios como un divertido Carlos Perciavalle y la voluptuosa Isabel "Coqui Sarli" que agrega el toque de sensualidad famoso en la familia.