Heredero del diablo

Crítica de Susana Salerno - N3F

Terror para las nuevas generaciones que buscan found-footage.

Todo gira en torno a la joven y simpática pareja formada por Samantha McCall y Zach McCall (Allison Miller y Zach Gilford) quienes sin apremios económicos tienen una emotiva ceremonia nupcial y se supone que tendrán un futuro brillante, (momento en el que algunas parejas se sentirán identificadas), donde todo lo que va sucediendo es lo acostumbrado. Tiempo más tarde, toman un vuelo para pasar su luna de miel en la soleada República Dominicana, en una de sus salidas viven una extraña sesión con un psíquico y lo que no saben es que algo siniestro les espera.

Quedan un poco trastornados, Zach y Samantha se pierden en unas calles oscuras y solitarias del lugar, se encuentran con un taxista muy amable que les ofrece su ayuda, los incentiva para llevarlos a un bar secreto para que vivan una auténtica experiencia de lo que es la República Dominicana.

Luego siguen momentos muy inquietantes, surgen abundantes imágenes perturbadoras (voces, huesos, sangre, un cráneo sonriente y otros elementos que hacen al género), a la mañana siguiente no recuerdan lo sucedió. Luego regresan felices a su casa al tiempo que ella se encuentra embarazada antes de lo planeado.

Toda la historia se encuentra filmada con cámara en mano, cada vez se pone más intenso su entorno que resulta extraño. Una ecografía que tiene algunas fallas y datos dudosos realizada por Dra. J. Ludka (Donna Duplantier, “El curioso caso de Benjamin Button”) un indicio está en la fecha de parto 30 de marzo de 2013, y todo lo que sigue es bastante anormal. En el supermercado, Samantha, vegetariana, se mete a la boca carne cruda y sangrienta; en el estacionamiento de un centro comercial rompe el vidrio trasero de un coche brutalmente con la fuerza de un hombre; duerme diferente; su vientre se estira y contorsiona; algo ronda en la casa; todo esto entre otras herramientas que hacen al género.

Tiene similitudes narrativas y temáticas con la clásica película de terror "El bebé de Rosemary" (1968) de Roman Polanski, “La profecía” (1976) de Richard Donner y también se va referenciado a otra del género “Actividad paranormal”, se va mezclando con algunas escenas: románticas, de humor, con sobresaltos, símbolos bíblicos y la llegada del anticristo, la historia entretiene y tiene segunda parte, resulta ideal para las nuevas generaciones que buscan terror a través de la cámara en mano también conocidas como falsos documentales con el cual se intenta obtener mayor realismo. Pero para aquellos que busquen otro tipo de terror puede generales cierto fastidio, siendo: predecible, aburrida, con muchos clichés, sin sorpresa y reiterativa.