Heredero del diablo

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

De cómo me embaracé en República Dominicana

Las películas Found Footage como fenómeno cinematográfico son consecuencia de múltiples factores culturales. Este género, del cual nunca voy a cansarme de decir que su mayor exponente es Holocausto Caníbal del genio Ruggero Deodato es, de todos, en que se requiere mayor flexibilidad del espectador respecto del verosímil. El cine es dejarse engañar durante el tiempo que dure un metraje. Este pacto consensuado entre obra y espectador parece estar sellado con mayor firmeza en estos films que utilizan la autoconciencia como estructura narrativa.

A pesar de lo interesante que resulta esta categoría como fenómeno, es sabido que se la explotó hasta el agotamiento por su economía (monetaria y de recursos) desde Actividad Paranormal (2007) hasta este punto. Parte de la saturación que generan se relaciona con la poca variedad argumental que hay entre ellas. Lamentablemente, Heredero del Diablo es un aporte más a esta saturación.

El opus de la dupla conformada por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (ya habían trabajado juntos en V/H/S) comienza con el casamiento entre Samantha y Zach dejando paso a su luna de miel, en la cual, una de las escenas de No-Entres-Ahí peor realizadas que he visto, tiene como consecuencia un embarazo en principio no deseado. El resto del metraje va a seguir la gestación utilizando todos los peores clichés del cine de terror para demostrar que ese niño que viene en camino, es el anticristo o algo parecido. La película se toma tiempo en justificar las razones por las cuales Zach se la pasa grabando todo con su camarita para luego, de un plano a otro, decidir distribuir los puntos de vista en catorce cámaras más. En esta ampliación, la cinta, que hasta el momento resultaba simplemente indiferente, termina perdiendo completamente la solidez narrativa.

Para definir esta cinta alcanzaría con decir que es lo que hubiera sido El Bebé de Rosemary si Polanski no supiera nada de cine.

La repentina multiplicidad de puntos de vista traiciona el pacto que la obra habia dispuesto con el espectador desde el comienzo y uno empieza a plantearse esas preguntas que ningún realizador de este tipo de producciones desea que el público se haga, por ejemplo: ¿Quién puntualmente “encontró” estas cintas?. Cuando se llega a este punto es difícil no despegarse de la película y encontrar cientos de errores más. Los climas desaparecen y la torpeza en la realización vuelve absurdo al producto.

En el final del metraje, la ausencia del desarrollo de un potencial de clímax previo, da como resultado la inexistencia de un giro argumental o siquiera un desenlace. Ante esto, los realizadores optan por romper nuevamente los mismos códigos que plantearon y rematan con una escena más propia del Fantástico que de este tipo de producciones.

Heredero del Diablo es una película en la cual sus realizadores decidieron conscientemente no aportar ninguna idea original al trillado Found Footage y eso lamentablemente la convierte en una mala opción.