Heredero del diablo

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

El regreso del Anticristo

Un hombre es interrogado por la policía el 30/3/2013. Tiene el rostro ensangrentado, pero repite: “Yo no lo hice”. La historia se retrotrae 9 meses y vemos entonces a una pareja joven y bella (Zach Gilford y Allison Miller) que se casa, y se va de Luna de Miel a República Dominicana. Poco después, ella le informa a él que está embarazada. La felicidad que embarga al matrimonio se transformará en -literalmente- un infierno cuando empiecen a ocurrir cosas muy extrañas -no conviene adelantar demasiado- durante ese proceso de gestación.

La película de la dupla Matt Bettinelli-Olpin-Tyler Gillett es una mixtura no demasiado audaz de El bebé de Rosemary con Actividad paranormal, un reciclaje de elementos del subgénero de terror a-la-Anticristo con elementos sobrenaturales, estética “documentalista” y recursos narrativos (la omnipresente cámara subjetiva que cargan los protagonistas a toda hora, las imágenes tomadas por diversas cámaras de seguridad) que ya se han visto una y mil veces en los últimos años.

Película pesadillesca y paranoica, El heredero del Diablo está dignamente construida, regala algunas escenas inspiradas y unos cuantos sustos (por momentos, apelando a un exceso de sadismo), aunque finalmente cede al festival de efectos visuales para un desenlace quizás más ampuloso de lo deseado. Un exponente del “nuevo” cine de terror tan correcto, tan profesional, como efímero.