Hércules

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Efectivo relato tradicional

Hijo de un Dios y una mortal, el héroe que transita su vida con esta dualidad es pintado desde su costado más humano y usando su fuerza en favor de la fragilidad del hombre.

Hércules, hijo de Zeus y de la mortal mortal, Alcmena, desde siempre tuvo que luchar para existir desde su condición de humano y semidiós. Apenas llegó a la adolescencia fue obligado a superar 12 duras pruebas, sufrió la pérdida de su familia y entonces, alejado de la crueldad de los dioses y decepcionado por la maldad de los hombres, Hercules se convirtió en mercenario junto a un grupo de marginales –un vidente que no acierta con la fecha de su propia muerte, un guerrero autista, una temible amazona y a un amigo de la infancia– que sin dudarlo darían la vida por él.
Mientras el grupo hace lo suyo por la mayor cantidad de oro posible y Hércules sufre horribles pesadillas en donde una y otra vez recrea la muerte de su esposa y de sus hijos–un crimen del que se cree culpable–, llega el encargo de convertir en una fuerza casi invencible al ejército del rey de Tracia, Lord Cotys (John Hurt), embarcado en una lucha contra el malvado Rhesus (Tobias Santelmann) que asola al reino con un ejército de centauros. Pero por supuesto, si bien detrás del encargo hay una buena recompensa y el innegable atractivo de la hija del monarca, Ergenia (Rebecca Ferguson), también se esconde un engaño bastante canalla.
Ubicada en un espacio delimitado por Gladiador (Ridley Scott, 2000) y 300 (Zack Zinder, 2006), y por supuesto, respetando bastante las reglas del peplum –el género de aventuras que tiene como escenario a la antigüedad–, Hércules podría haber sido un mamotreto gigantesco condenado al estante del olvido donde las grandes estrategias de marketing se enfrentan y pierden con un público que no está dispuesto a dejarse estafar. Sin embargo, la película de Brett Ratner Ratner (X-Men. La decisión final) se asienta en el costado humano del héroe y entonces, desde el carisma indiscutido de Dwayne Johnson (desde El rey Escorpión para acá se convirtió en un actor confiable para los intereses de productores hollywoodenses) que claro, da perfectamente el physique du rol de forzudo y personaje noble hasta las últimas consecuencias, estructura un buen y efectivo film de aventuras que aunque se nutra de todos los efectos especiales a su disposición, no deja de ser un relato tradicional, con personajes delimitados por sus ambiciones y el destino que los espera inexorable.
Así, la decisión de la puesta en favor de que la humanidad de Hércules sea el centro del dolor y a la vez sea el núcleo en donde resida su fortaleza dual, capaz de encaminar su gigantesca fuerza en favor del la fragilidad de los hombres, convierten a Hércules en una película disfrutable por su clasicismo sin aspavientos.