Hell Fest: juegos diabólicos

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Para los amantes del terror esta cuota semanal viene con una fórmula que le saca el jugo un planteo simple. El consabido grupo de adolescentes decide ir a un parque temático de horrores, un gigantesco lugar donde se vive un Halloween eterno. Con sustos por doquier donde centenares de actores con máscaras de monstruos o asesinos famosos asustan a los participantes y “asesinan” a extras en paroxismos de sangre que terminan en risas nerviosas. Un verdadero inventario de todos los lugares que ponen los pelos de punta: cementerios, trencitos del terror, laberintos de espejos, escenas a escala de crímenes famosos. Todo bien pero un asesino real, que sabe como esconder un cuchillo, engaña a los controles, se pone su mascara casera y comienza a desparramar cadáveres. Y nadie se asusta porque están convencidos de que trata de una misma broma macabra. Simple pero efectivo. Especialmente porque el asesino se obsesiona, como corresponde con una protagonista, que duda todo el tiempo sobre lo que ve y cuando está en peligro ni la policía la protege. No hay mucho ni sobre el asesino, ni una pizca de profundidad en los otros personajes. Simple y cuadrado, bien compaginado y con un par de secuencias muy bien logradas. Nada del más allá ni pactos diabólicos. Queda todo servido para una secuela.