Happy Feet 2: El pingüino

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Anoche mi hija me decía "Papá, por qué no vimos Happy Feet 2 en Mar del Plata?" Habíamos estado afuera, la dejé para el final (saben que vemos estrenos principalmente jueves y viernes) y nos fuimos en escapada a la Costa sin verla, con la promesa de ir allí al cine.. Miré a mi bella niña con infinita ternura, sin estar seguro de decirle la verdad. Algo en mi inconciente me decía que tenía que postergar ver la secuela de esta cinta, porque el recuerdo que tenía de la primera era demasiado lindo y profundo para ser arruinado. Pero anoche, tanto me insistió que tuve que acceder.
Y mañana prometí llevarla a ver "Operación regalo". No me envidien. Amor de padre en estado puro.
Bien, "Happy Feet" originalmente había recibido un Oscar (2007) por su animación. Aquel film tenía atributos técnicos sobresalientes, una banda de sonido alucinante y un argumento, potable pero amistoso. Sus directores, un equipo dirigido por George Miller, habían hecho un gran laburo que fue reconocido por la Academia.
Parece que Miller decidió que podía arreglárselas solo (ya está grande el hombre), y se lanzó a la aventura de hacer la previsible secuela pedida por la industria.

El resultado es...de alguna manera decepcionante. No porque la película sea mala, de hecho, su factura es muy superior a la media en su género (animación). Sigue teniendo mucho ritmo y es...entretenida, en cierta manera. La historia, sin embargo, ha perdido fuerza. Tenemos a Mumble ya casado, con lo cual, había que centrar la atención en su hijo. Saben el dicho... de tal palo, tal astilla...Nada novedoso parece. Nos instalan a ver algo muy relacionado con lo conocido.

Y lo cierto es que a pesar de la inclusión de una historia paralela menor, (Will y Bill, los krills que le ponen bastante naranja a la pantalla) no hubo mucha imaginación a la hora de pensar el conflicto central. Ya sabemos que Erik (el hijo de Mumble) será un inadaptado social, entonces nada nos sorprende mucho. Mientras nos acomodamos en la sala cae, además, un pinguino extraño llamado Sven, cuya nota de color es que... vuela. Pero eso no es todo, se la pasa diciendo frases grandilocuentes y su estilo es más bien...a contramano de la platea menuda.
Entretanto, el calentamiento global hace de las suyas y amenaza el hábitat de nuestros simpáticos amigos. No nos queda muy claro que es lo que más importa, si el tema de la paternidad del protagonista de la primera (uno debería hacerse cargo del rol, no desdibujarse en la cuestión, más en este tipo de films infantiles), los problemas de integración de su hijo o la tragedia que se le viene encima al ártico con esto del aumento de la temperatura.
Importa? Al adulto supongo que si. Los chicos la pasan medianamente bien. Hay cuadros musicales bien coreografiados, algunos gags efectivos y como ya dije, una cuidada realización. En 3D la película impresiona por su nivel de detalle. Las voces en inglés se lamentan (hay un cast muy rico que nunca escucharemos en este doblaje) pero ya estamos acostumbrados a escuchar español neutro y sin gracia.
Cuidado! No está mal...Sin embargo, no puedo recomendarla sin advertir que "Happy Feet 2" está por debajo de lo esperado, teniendo en cuenta los pergaminos de su equipo de producción. Para el público corriente, quizás esto no represente mucho problema, pero cuando uno compara, se da cuenta que esta segunda parte es un producto sensiblemente menor al anterior. De hecho, en Estados Unidos ya camino a ser un fracaso de ventas.
Para la familia, sí, pero apenas una cinta pasatista. Decepción de este cronista que intuía que algo así podría pasar...