Hamdan

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

La prisión permanente

En la película Hamdan, el cineasta Martín Sola explora en la vida de pueblos que viven en sus propias tierras pero sin soberanía. La trilogía comienza por Palestina.

Una voz en off en un fundido en negro. Primero oír, después ver. Disyunción inicial, estrategia general. La voz que se oye será la voz del pasado. Lo que se verá de aquí en adelante, excepto por una madre que recuerda la desgracia de ir a visitar a sus hijos a la cárcel, será el presente. En ocasiones, solamente silencio, y la confrontación con un rostro en primerísimo plano, que restituye la dimensión política del rostro y transmite acaso el vago concepto humanista de dignidad. Es que un palestino sin rostro puede ser una abstracción, pero un hombre que mira a cámara sin decir una palabra es primero un hombre, y como tal, en él y a través de su mirada, la historia de un pueblo habla.

En esta primera trilogía sobre pueblos que viven en sus propias tierras sin gozar de soberanía, el caso elegido es Palestina (más adelante será el turno de Chechenia y Tíbet). El director argentino Martín Solá entiende que el cine político, antes que denunciar, debe concebir una manera de enunciar.

El relato que cuenta Alí Mahmoud Hamdan Sefan, miembro de Al-Fatah y profesor de literatura inglesa, detenido el 26 de marzo de 1973 por las autoridades israelíes por transportar material explosivo y promover que un joven se incorpore a la resistencia, tiene una potencia ostensible debido a la forma elegida para trabajar sobre el testimonio: filmar el territorio ocupado, las cárceles, las celdas, una ciudad a lo lejos, las rutas desiertas en contrapunto con el relato de Hamdam provocan un cortocircuito entre la voz y el espacio visible. El espectador deberá entonces imaginar y asociar imagen y sonido. Esa operación lleva a identificar lo siniestro, el horror que un hombre puede ocasionarle a otro.

Se trata aquí de un país hundido en "la idea" de otra nación. Hamdan hablará así de una doble prisión: aquella en la que estuvo él literalmente por 15 años y la prisión en la que vive ahora, un país diezmado llamado Palestina, que es también una prisión al aire libre. Esto se enuncia mientras un travelling lateral permite ver la tierra y sus pobladores. Es el movimiento moral y político de una cámara a la altura de las circunstancias.