Habi, la extranjera

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

La fantasía de ser otro

La ópera prima de María Florencia Álvarez construye un relato de intriga sobre la figura de una joven que cambia su vida. Un film lleno de hallazgos, entre climas y silencios.

En el comienzo, Analía cuenta sin demasiado entusiasmo que esa es su última entrega, que va a empezar a trabajar con su mamá. Esa es la única señal en la que muestra su descontento frente a su futuro próximo. Nada hace prever que el corto viaje que está por emprender a Buenos Aires para cumplir con el pedido de artesanías desde algún lugar del interior del país, se extenderá en una estancia prolongada en donde Analía cambiará su identidad para ser Habiba, adoptará otras costumbres y se convertirá al islamismo.
La primera película de María Florencia Álvarez, que fue seleccionada para la sección Panorama del Festival de Berlín y formó parte de la Competencia Argentina del último Bafici, va construyendo un relato casi de intriga sobre la figura de esa joven de 20 años, en plena etapa de búsquedas, que por azar asiste a un velorio islámico y que poco a poco va dejándose envolver por costumbres, ritos religiosos y una visión de la vida completamente alejada de la realidad en donde creció.
Con una cadencia serena en el relato, segura de los climas que quiere transmitir, la directora tiene varios aciertos en la puesta, en principio con la elección de Martina Juncadella (Abrir puertas y ventanas), que en un muy buen trabajo desde los silencios y una incertidumbre llena de certezas, compone a esa chica que cumple la fantasía de muchos de convertirse en otra persona, ser otro en un lugar diferente, empezar de cero.
Pero sobre todo, lo que muestra en un segundo plano y sobre donde va dando los primeros pasos Analía, es a la comunidad musulmana, que en el mejor de los casos es mal conocida y carga con muchos preconceptos. A Alvarez le interesa explorar otros mundos y junto a la cámara de Julián Apezteguía se introduce en una mezquita, en los lazos solidarios de la comunidad musulmana, en eventos sociales y en la intimidad de otra joven que de alguna manera le sirve de guía a Hbbi, que ya eligió, que se enamora, que se anima, aunque sus decisiones tienen consecuencias que no puede manejar.
Sin duda la búsqueda de la película es curiosa, abierta, límpida y aunque la línea del relato que tiene que ver con la gran ciudad para dar cuenta del extrañamiento por partida doble de la protagonista en Buenos Aires y luego convertida al islamismo, no aporta demasiado, pero a la hora del balance Habi, la extranjera es una película llena de hallazgos y de una madurez infrecuente para una ópera prima.