Guerra Mundial Z

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Ante una superproducción como “Guerra mundial Z” me surgen un par de preguntas inherentes al género. La primera es ¿Qué le aporta esta película a lo hecho hasta ahora con la temática? George A. Romero prácticamente lo inventó en 1968 con “La noche de los muertos vivientes”, porque además del gore, de esos efectos especiales y de maquillaje proclives a mostrar el interior del cuerpo humano en estado putrefacto, Romero hizo su particular lectura de la sociedad, la discriminación, la crueldad humana, los medios de comunicación, las redes sociales, y otros temas, todo con la utilización de las criaturas al servicio del mensaje.
Pero ojo, Romero nunca fue metafórico con su cine. Son películas del género del terror con todos los condimentos, pero que ofrecen la posibilidad de segundas lecturas del texto cinematográfico.
Así, todo lo que vino después tenía poco para ofrecer en este aspecto y por ende debía crear otros. La sofisticación y la tecnología hicieron posibles tripas más vistosas o cerebros mejor hechos, nada más. En todo caso, pocas películas han ofrecido algo diferente de lo exclusivamente técnico. “Re-animator” (1985) jugaba con la obsesión de querer ser Dios y pretender reconocimiento, y este año vimos una grata sorpresa en “Mi novio es un zombie” con su lectura sobre la incomunicación humana, la condición del ser, y un guión que jugaba también con Shakespeare. También Danny Boyle le imprimió vértigo a las criaturas haciendo que corran impulsados por la adrenalina de la rabia en “Exterminio” (2002)
Lo demás ha sido repetir la fórmula de pandemia o epidemia que dejaba zombies por todos lados, y un grupo de sobrevivientes que se resiste ser convertido por obra y gracia de las mordeduras. Para matarlos, siempre un tiro en la cabeza o destrozarla con lo que esté a mano. Si no, los pedazos de cuerpo se siguen moviendo.
La segunda pregunta es ¿qué quedó del libro de Max Brooks?
“Guerra mundial Z” comienza entregando en los títulos, con una suerte de compaginación de noticieros y grabaciones de celular, la información necesaria para entender el comienzo de todo. Empieza por un caso y luego se van reproduciendo hasta lograr la histeria colectiva. Garry Lane (Brad Pitt) es padre de familia. Mujer y dos hijos, uno de los cuales es asmático (condición que se subraya y luego el guión abandona). También es un ex empleado de las Naciones Unidas a quien llaman cuando a los 8 ó10 minutos de proyección estalla el conflicto. Gritos, tiros, explosiones, choques, mucho caos y confusión. Una posible guerra civil entre saqueos y corridas. Las autoridades empiezan a perder el control, la gente huye mientras los zombies (que corren y saltan más rápido) transforman a los ciudadanos en sólo 12 segundos luego de mordisquearlos.
Por supuesto que Garry es “invitado” a buscar el origen de todo esto en pos de encontrar una cura. Marc Forster logra la forma de abarcar el problema a nivel mundial y así nos trasladamos de EE.UU a Corea, de allí a Israel, y así por el estilo.
En lo técnico la película es impecable. Se amalgama bastante bien lo real de lo digital y, efectivamente, hay escenas donde los desaforados muertos corren hasta formar verdaderas escaleras capaces de saltar muros. Eso sí, todo mostrado de lejos. Realmente muy poco del gore clásico se ve de cerca. Como si el director quisiera evitar caer en lo extremadamente gráfico. Los escenarios panorámicos dan cuenta de la grandilocuencia con la que se adaptó la novela. Una gran carcasa que en realidad rodea un argumento bastante convencional. Adicionalmente, los tres guionistas Matthew Michael Carnahan, Drew Goddard y Damon Lindelof, evitaron a toda costa las connotaciones y lecturas de la política mundial que tiene el libro, hasta cambiaron el escenario del origen de todo para evitar escandalotes con China. Así pierden la gran oportunidad de convertir una de zombies en algo con mucho más contenido y polémico, para sólo centrarse en el entretenimiento puro.
Nada para decir a este respecto. Efectivamente “Guerra mudial Z” resulta entretenida y con algún que otro pasaje de suspenso y tensión muy bien manejados, como toda la secuencia del laboratorio de la OMS. Por lo demás… y sí, es una de zombies con mucho presupuesto.