Gigantes de acero

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Una entretenida lucha con robots

Un nuevo producto de la factoría Spielberg y DreamWorks que reafirma la intención del consagrado realizador en sus ultimas producciones, la de entretener a los niños.

Basta con nombrar a la recientemente estrenada Súper 8 y ahora Gigantes de acero, para encontrar un común denominador que nos lleva a pensar que el prolífico director-productor esta decidido a volcar su producciones al target infantil.

Gigantes de acero_1Si bien la gran mayoría de sus films fueron ATP (aptos para todo publico), podían descubrirse dentro de su temática algunos cuestionamientos o interrogantes interesantes. Sus ultimas producciones carecen de ello y da la extraña sensación que eligiera los directores para realizarlas de tal manera que parecieran estar dirigidas por el, pero sin tomarse el trabajo que ello exige.

Así es como en Gigantes de acero podemos ver todos los tips característicos de Spielberg pero filmados por otro director, Shawn Levy (caracterizado por realizar comedias como Una noche fuera de serie (2009), Una noche en el museo (2006), La pantera rosa (2005), etc). Sólo que en esta oportunidad parecería haber dejado de lado cierta profundidad temática en detrimento de entretener a los niños.

Gigantes de acero_p3Gigantes de acero es una predecible historia cuyo principal acierto es no haber recurrido a la tecnología 3D y limitar los efectos visuales a la lucha de los robots, que aun así, parecen pelear como humanos. (Mucho tuvo que ver en ello la intervención de una de las leyendas del box, Sugar Ray Leonard, asesorando a la producción en las escenas de entrenamiento y lucha.

Pero en su construcción pueden verse claras marcas de Rocky (un boxeador fracasado que tuvo sus 15 segundos de fama y sobrevive haciendo pelear robots de poca monta en circuitos ilegales o amateur en este caso), con anécdotas y lugares de Inteligencia Artificial (la llegada de Charlie y su hijo Max al desarmadero de chatarra en búsqueda de partes para armar un robot me trae a la memoria aquella escena de la feria de robots de I.A. donde se cuestionaba cierta humanización de aquellos), la influencia de video games japoneses (el invicto Zeus, un gigante controlado por un diseñador japonés interpretado por Karl Yune, será el desafío final), y una pincelada estética en las batallas a lo Rápido y furioso pero de robots (véase las previas de los entrenamientos y las luchas), todo ello amalgamado por la excelente banda sonora a la que ya nos tiene acostumbrado Danny Elfman (compositor de la música de Desperate Housewives, Los Simpson, Número 9, Milk, El hombre araña 3 y Chicago, por nombrar solo algunos)

Gigantes de acero_p4Las buenas actuaciones y la muy buena química entre H. Jackman y Dakota Goyo (el niño de Thor), el pequeño que interpreta a Max en la ficción, sumado a lo expuesto anteriormente hacen de este film un entretenimiento asegurado para padres y niños, donde no falta el robot que puede llegar a sentir emociones, los primeros planos de los personajes para conmover cada vez que uno de ellos afronta una decisión difícil y el reencuentro padre-hijo que contra todos los pronósticos, tendrán una última oportunidad de triunfar.

Pero el gran maestro Spielberg, que no deja nada librado al azar, tenia que dejarnos algunos detalles que resultan interesantes destacar. Atom o Átomo (nombre que refiere al origen desde un punto científico, podríamos decir) es el nombre del robot que afianzará la relación padre-hijo y enfrentará en una batalla final nada menos que a Zeus (Dios), donde “el ganador del pueblo” termina siendo Atom. Una interesante analogía para expresar el terreno perdido por la religión en un tiempo donde parece que las cosas se obtienen con esfuerzo y trabajo, no por tener fe. Aunque a muchos les cueste reconocer.
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Otro dato curioso tiene que ver con el espacio-tiempo en el que se desarrolla el relato, un futuro cercano en el que el boxeo como lo conocemos desapareció, cediendo su lugar a las peleas de robots tanto de forma ilegal como en ligas mundiales, pero los autos y construcciones parecen haber sido victimas de la actual crisis y depresión del país del norte, ya que no reflejan progreso alguno.