Gato con botas: el último deseo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Y era esperable que uno de los personajes más carismáticos de la saga «Shrek» tuviera un recorrido cinematográfico propio, dada la falta de buenos proyectos en animación existentes en la industria en este momento. «Puss in boots» y las apariciones del gatito de Antonio Banderas en la franquicia principal de Dreamworks nombrada, habían funcionado y nada hacía pensar que pudiera ir mal de continuar la franquicia.
De hecho, al día de hoy, ya triplicó la inversión hecha por los productores. Claramente, hay tela para cortar aquí.
Detrás de las cámaras, una dupla relativamente nueva (Joel Crawford y Januel Mercado) en la dirección, con gran experiencia en el rubro pero haciendo sus primeras experiencias liderando un proyecto importante. El guión de Paul Fisher, necesario y central para la historia, es amplio, ambicioso y está bien estructurado. Y si, antes de contarles de que va la trama, es importante, reafirmarles lo que creo que es un hecho importante aquí: el Gato con Botas, es el mejor papel de la carrera de Banderas. En la piel de este felino, el veterano actor es Messi. Así de simple.
La historia arranca con una secuencia bien lograda en una taberna, que termina con Puss muerto. Otra vez. Y el doctor que lo asiste, al despertar de ese accidente, le sugiere que cuente la cantidad de veces que ya ha fallecido y en ese racconto veloz, el gatito se da cuenta de que sólo le queda su novena vida antes de terminar su recorrido natural…
Asustado por una parca sorprendente (incluso un poco fuerte para los más peques de la sala), se asila en la casa de una señora que alberga cientos de gatitos, resignado a pasar sus días en tranquilidad. Pero todo eso se dinamitará cuando los caza recompensas (su cabeza tiene precio) den con su paradero y vayan por él.
A partir de ahí (destrucción de espacio incluído), Puss escuchará accidentalmente la teoría de que hay una estrella que concede deseos y pidiendole la restauración de vidas podría volver a su senda de aventuras. Con ese objetivo, se focalizará y armará su «dream team» de personajes, que incorporará un perrito muy particular, a su amada Kitty y otros simpáticos perfiles que desde ya, garantizarán diversión.
La cinta ofrece un tratamiento visual distinto a lo tradicional, (un pseudo -estilo comic o similar de a ratos), logrado y vistoso. Pero como siempre, lo mejor es el humor que destila Banderas, irónico, tierno y sagaz a la vez. La platea infantil festeja la mayor parte de los gags y disfruta de la aventura, mientras el público adulto hace lo propio con entusiasmo. Este es un producto que funciona, en general.
En el debe, hay momentos en que la trama se nutre de demasiados personajes y eso resta brillo al equipo principal. El resto, (los aspectos técnicos y artísticos), son efectivos de principio a fin.
«Puss in boots, the last wish» es un producto familiar atractivo que consolida la franquicia del gatito y le da aire para próximas entregas.