Frankenweenie

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Un jubiloso y entrañable compendio de lo mejor del caudal expresivo y estético de Tim Burton ofrece el último film del gran cineasta, o más bien artista integral del arte audiovisual. Frankenweenie se puede tomar como una pieza infantil, para todo público o acaso para adultos con alma de niños freak, pero sea como fuere, se trata de una obra cautivante y memorable.

Recreando y expandiendo al máximo su primer cortometraje, homenajea en primera instancia al cine de terror, un género en el que Burton se siente irremediablemente extasiado, y que lo ha inspirado en gran parte de su suculenta filmografía. Imposible dejar de mencionar a El extraño mundo de Jack como principal antecedente -aquella maravillosa relectura del mito de la Navidad que extrañamente no fue dirigida por él pero que nadie deja de
adjudicársela-, por el espíritu tenebroso y la técnica de realización, exactamente la misma utilizada en Frankenweenie, ese cuadro a cuadro que en este caso recibe varias ayuditas de la animación digital, pero que destila en todo momento ese sabor artesanal y diferente a tanto producto de dibujo computado reciente.

El introvertido e ingenioso niño protagonista es sin dudas un alter ego de Burton, ya desde el hecho de realizar películas caseras que sus padres disfrutan, que luego se convertirá en un genio sombrío al tratar de resucitar a su amado perrito Sparky, inspirado en otras hazañas llevadas a cabo por otroras portadores de su apellido Frankenstein. Con claros homenajes a la imagen en blanco y negro que lograba James Whale en sus films sobre aquel científico y reanimador serial, Frankenweenie propone un deleite tan terrorífico como humano, porque el creador de El joven manos de tijera ofrece
criaturas repletas de ternura y capacidad de redención.

Fascinante en todo su metraje, incluyendo su delicioso desfile de monstruos final, el film posee el plus de poder ser apreciado en su idioma original y escuchar las voces de grandes intérpretes como la del legendario Martin Landau (el Vincent Price de Ed Wood, la mayor obra de Burton).