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Crítica de Luis María Fittipaldi - RosarioCine

Los pecados de la Salchicha "Ser".

El cine hollywoodense se ensaña en seguir haciendo "remakes", o sea retomando guiones probados de filmes que en su momento llamaron la atención del gran público. Y por más que hoy exista alrededor de cualquier producción, una mayor y mucho más costosa capacidad de promoción, suele pasar que no sirve, algo y mucho de todo esto acontece con esta versión actual del exíto de 1980.
Claro aquella tenía atrás a Alan Parker, un director con talento, y sin llegar a ser una notable peli era al menos bien llevada a puerto con canciones pegadizas, o algunas coreos bastante llamativas para entonces. Hoy es distinto. Aquí no pasa nada de nada.

La idea de contar en 107 minutos el correr de 4 años con un grupo de alumnos supuestamente "dotados" de cierta capacidad en danza, canción y actuación, no es muy feliz que digamos. No se ahonda en los personajes, todo es light, todo se parece a las salchichas SER que no tienen gusto a nada y que son puro envase llamativo, todo llega ahi nomás y luego se esfuma sin mayor data, algo así como tirar escenas a la marchanta, y por peor sin coreos atractivas, o canciones que puedan ser minimamente llegaderas. de las actuaciones tampoco hay mucho por decir, hay una insoportable Kay Panabaker -esos engendros del merchandising propio del canal Disney-, y el resto de los chicos aprendices en el oficio de las artes no tienen ni ángel ni atracción, salvo que resaltan cierta histeria y mamarrachismo.

Al final de la peli original de los 80 -en el dia de la graduación- estaba ese tema inolvidable llamado:
"I Sing The Body Electric", y uno aún recuerda como también el cuadro del baile grupal callejero con el tema principal, ni por tapas ocurrirá con esta, ya que al salir de la sala o minutos antes para cuando lleguen los créditos finales, uno habrá dado por olvidado todo. El hecho que este filme haya tenido recaudaciones muy bajas y salga rapidamente de las carteleras es ya un claro ejemplo de como viene esta versión, donde tampoco están ni Angelo, ni Coco, Bruno, ni el maestro Shorofsky o el balarín negrito Leroy. Si quieren fama busquen aquella version original, que es tan solo un clásico pero que se deja ver mucho mejor que esta vacua y gélida actual.