Extraordinario

Crítica de Damián Hoffman - A Sala Llena

La lección del día

En inglés existe una frase que podría representar a Extraordinario (Wonder, 2017). La “feel-good movie” es una película que, pese a la historia dramática que cuenta, da esperanzas y deja un mensaje positivo. Suelen tener mucho éxito en Estados Unidos cuando el mundo está pasando por momentos desesperantes o repletos de noticias aterradoras. Una manera de escapar.

Auggie es un fanático de La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977) y los astronautas que está por arrancar quinto grado en una primaria. Es la primera vez que pisa un colegio, ya que hasta el momento su mamá, una profesora de arte, se encargó de enseñarle todo. ¿Por qué? Su hijo nació con el síndrome de Treacher Collins, una enfermedad que se caracteriza por las malformaciones en la cara. Eso complica la forma de hablar, respirar, ver y comer, entre otros problemas. El protagonista tiene 10 años y un par de decenas de operaciones. Los padres están aterrados por el desafío que está por empezar; y tienen razón: la discriminación lo espera al otro lado de la puerta.

Lo que parece una historia sobre las experiencias de un niño es en realidad un retrato muy abarcador de una familia y las personas más cercanas. Hay un capítulo para cada uno de los cuatro personajes más jóvenes. La hermana se lleva gran parte de la duración de la película. El director, seguramente intentando ser lo más fiel al libro en el que se basa, intenta contar lo más que puede en menos de horas. En algunos casos lo logra, en otros no. Por ejemplo, el personaje de Auggie está bien desarrollado, pero en los otros casos se les dedica unos minutos como para explicar los dramas personales, los motivos y para atar cabos, y no es suficiente. Profundizar aún no hubiese sido suficiente, evitar este recurso quizás era un riesgo muy grande.

¿Hay lugares comunes? Muchos. ¿Se recurre demasiado a los toques de comedia aliviadores? También. ¿Le sobran minutos? Varios, algunas veces menos personajes es más. Así como pasó hace poco con Un Camino a Casa (Lion, 2016), esta película, que tiene una gran actuación de Julia Roberts y reafirma a Jacob Tremblay como la gran promesa infantil de Hollywood, conmueve sin golpes bajos.

La historia que cuenta Extraordinario es muy humana y necesaria, en tiempos donde el bullying o acoso escolar tiene nombre y apellido. En un momento se habla de la política de “tolerancia cero” sobre el tema en las escuelas, pero después de verla en el cine, varias familias -porque es eso, una película para cualquier edad, más inofensiva que todos los tanques de Marvel o de DC- van a tener una charla de sobremesa muy constructiva.